CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 25 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Horas antes de la misa de Nochebuena, Benedicto XVI encendió en la ventana de su estudio la llama de la paz, en conexión por satélite con la ciudad de Belén.
Con este gesto, el Papa concluyó la vigilia de oración por la paz y la vida que había presidido el cardenal estadounidense Edmund Casimir Szoka, presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, para inaugurar en la plaza de San Pedro del Vaticano el monumental belén colocado ante el obelisco.
El Papa, acompañado por su secretario, monseñor Georg Ganswein, iluminó un gran cirio blanco y estuvo unos momentos en oración.
El belén cuenta con diecisiete figuras de tamaño natural, de las que más de la mitad provienen del portal que fue realizado en 1842 en la iglesia romana de San Andrés del Valle por san Vicente Palotti.
Junto al portal se encuentra el árbol de Navidad, que este año ha regalado al Papa la región de Alta Austria y que mide treinta metros de alto.