(ZENIT – Roma).- Tras un vuelo de poco más de dos horas proveniente desde Italia, el Airbus 320 que lleva al papa Francisco, llegó al aeropuerto de Mytilene en la isla griega de Lesbos a las 10:20 locales, después de recorrer 1.252 kilómetros.
Allí le esperaban el primer ministro Alexis Tsipras; el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II, y el presidente de la Conferencia Episcopal Griega, Fragkiskos Papamanolis, OFM.
Allí la ceremonia de bienvenida inició con la bienvenida del primer ministro y después con el abrazo a Bartolomé I y Jerónimo.
Le acompañan al Papa en el vuelo, el sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Angelo Becciu, el cardenal Kurt Koch, el presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y unos cincuenta periodistas y operadores de la comunicación.
La isla se ha preparado durante estos días para recibir al Santo Padre, con diversas operaciones de limpieza y pintura, pero sin pasacalles, carteles o banderas para recibirlo, como suele suceder otros en los viajes pontificios.
Es el 13 viaje internacional del Papa y 150 de los viajes apostólicos realizados por pontífices desde 1964, iniciados con Pablo VI.
Durante el vuelo saludó a cada uno de los periodistas y les dijo que es un viaje triste debido a la peor emergencia humanitaria existente con los inmigrantes, desde la Segunda guerra mundial.
En el encuentro entre el Santo Padre y el primer ministro Griego, Alexix Tsipras, el principal tema de conversación fue la crisis de los refugiados y migrantes, en particular la situación en la isla de Lesbos.
Lo precisó el director de la oficina de prensa del Vaticano, padre Federico Lombardi, señalando que dicha crisis «es un problema europeo e internacional que pide una respuesta global, que respete las leyes europeas e internacionales». En la conversación, señaló el portavoz, «el Papa ha apreciado la actitud humana del pueblo griego, que pesar de la dura situación económica ha demostrado solidaridad y respeto de los valores universales».
Además se señaló la necesidad de proteger a las personas que arriesgan su vida cruzando el Mar Egeo y el Mediterráneo, y de combatir el tráfico de personas permitiendo procedimientos seguros para llegar a Europa.
El párroco de la Isla, en donde la comunidad católica es pequeña, declaró a los micrófonos de Radio Vaticano: “Los ciudadanos de Lesbos no han cerrado las puertas, no han cerrado los corazones, no han creado fronteras o barreras, sino que han dado la bienvenida a estas personas con la esperanza de que puedan recibir el calor y ser recibidos en Europa, que es la patria de los derechos humanos”.
No solo es la isla de Lesbos, donde llegan los migrantes, sino también a la de Chios, Leros, Samos, Kos, Kalymos y Agathonisi, situadas cerca de Turquía.
Los datos de la Organización de las Naciones Unidas indican que en el 2015 han llegado a Grecia, más de 856.000 personas. El número de náufragos que murieron nunca se conocerá, pero se calcula que al menos sean 4 mil personas las que se ahogaron en el Mar Egeo.
Los migrantes provienen principalmente desde países con conflictos en Oriente Medio, mayoritariamente de Siria e Irak.
El Airbus que lleva al Papa llega a Lesbos
10:05 – Viaje del Papa a Lesbos: el Airbus aterriza en la isla griega
Le esperaban el primer ministro Tsipras, el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I y el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II