(ZENIT – Roma).- El santo padre Francisco concluyó su viaje de cinco horas a la Isla griega de Lebos, tras haber realizado junto al patriarca Bartolomé y al arzobispo de Atenas Jerónimo II, un llamado a la conciencia del mundo sobre el drama de las migraciones.
La visita concluyó en el aeropuerto de Mytilene. Allí por pedido del alcalde de Lesbos, el Papa firmó el libro de los huéspedes de honor. Le siguió otro encuentro breve con el primer ministro Alexis Sipras y una pequeña ceremonia de despedida. El avión despegó a las 14,32.
Un viaje breve pero muy simbólico, con un objetivo humanitario, pero también ecuménico entorno al tema de la inmigración. Una visita apostólica que el Papa definió ‘triste’, porque se está enfrentando la crisis humanitaria más dramática desde la Segunda guerra mundial.
El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, señaló que el Papa ha querido realizar un gesto de acogida hacia los refugiados, acompañando a Roma en el mismo avión en que viaja a tres familias de refugiados sirios, 12 personas en total, de los cuales 6 menores.
Se trata de personas que estaban en los campos de refugiados de Lesbos antes del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía. Todos los miembros de las tres familias son musulmanes. Dos familias llegan desde Damasco, otra de Deir Azzor, zona ocupada por el ISIS. Sus casas fueron bombardeadas.
La iniciativa del Papa se realiza a través de la gestión de la Secretaría de Estado de la Santa Sede con las autoridades competentes, griegas e italianas. El portavoz explicó también que el alojamiento y mantenimiento de las tres familias estarán a cargo del Vaticano. En cambio la hospitalidad inicial será dada por la Comunidad San Egidio.
El vuelo llega al aeropuerto romano de Ciampino a las 16, 45 hora local.
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