(ZENIT – Roma).- «Siento que necesito mucha ayuda: ahora comienza un gran desafío. Esta es la Compañía de Jesús y entonces Jesús debe trabajar aquí, con nosotros. Después, yo me fío de los compañeros que son muy buenos. Espero también que la Congregación nos lleve adelante con un buen grupo de trabajo y también con orientaciones muy precisas para poder ir adelante: esto no es el trabajo de una persona, es el trabajo del cuerpo de la Compañía. Yo lo haré lo mejor posible. Estoy muy sorprendida, muy agradecido al Señor. Rezo por todos».
Son palabras del padre Arturo Sosa Abascal, SJ ,de la Provincia de Venezuela, elegido esta mañana nuevo superior general por la 36ª Congregación General de la Compañía de Jesús.
El padre Arturo Sosa nació en Caracas (Venezuela) el 12 de noviembre de 1948. Es delegado para la Curia y las casas y obras interprovinciales de la Compañía de Jesús en Roma, y es Consejero del Padre General. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Andrés Bello (1972) y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela.
Reunidos en Roma desde el pasado domingo 2 de octubre, los 212 delegados presentes han estudiado la situación actual de la Orden fundada por san Ignacio y los desafíos que se presentan, pudiendo entender así cuál debía ser el perfil del futuro superior general.
De este modo, tras aceptar la renuncia de su actual superior general, el español Adolfo Nicolás, que cumplió 80 años, este jueves iniciaron las llamadas ‘murmuraciones’, que llevaron a elegir a su 31° superior, con al menos la mitad más uno de los votos.
La asamblea plenaria se reunió en la Curia General, situada frente de la iglesia del Santo Spirito in Sassia y muy cercana al Vaticano. Una vez elegido el nuevo número uno de la Compañía de Jesús, la primera persona que fue informada, siguiendo tradición, ha sido el Santo Padre. Es decir, el Papa no ha tenido que ratificar la elección sino que ha sido informado sobre quién ha sido elegido.
Por primera vez entre los electores participaron seis hermanos jesuitas no sacerdotes con derecho a voto y como el sistema no prevé que haya candidatos, los cuatro días previos a la elección en las “murmuraciones” cada miembro pudo pedir a otros informaciones sobre cualquier jesuita. Tampoco puede haber grupos y quien da las informaciones que le son pedidas no puede sugerir a quién votar. Se realiza así un tiempo de discernimiento en oración, recogimiento y penitencia en el que se evitan campañas o grupos de presión.
En la última elección ya en la primera votación fue elegido el padre Nicolás, mientras que en la anterior fue elegido en la segunda.