(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 22 Jun.2017).- El papa Francisco recibió este miércoles en el Vaticano a una delegación de la National Football League (NFL) y al saludarlos les dijo: soy un apasionado del fútbol pero en el país de donde vengo se juega de manera muy diferente».
Y subrayó cómo en sus palabras de saludo, el dirigente del equipo «destacó los valores tradicionales de la lealtad y la deportividad que tratan de personificar, tanto en el terreno de juego como en la vida, en vuestras familias y comunidades».
«El mundo en que vivimos –añadió el Santo Padre– y en especial los jóvenes, necesitan modelos, personas que nos muestren cómo sacar lo mejor de nosotros mismos, para que fructifiquen los dones y talentos que nos ha dado Dios y, haciendo así, nos enseñen el camino para un futuro mejor de nuestras sociedades».
«El trabajo en equipo, el juego limpio y el esforzarse por lo mejor, son valores –incluso en el sentido religioso de la palabra– que orientan vuestro empeño en el terreno de juego», añadió. Y precisó que «de estos valores hay una necesidad urgente fuera del campo, en todos los ámbitos de la vida comunitaria».
«Son los valores –aseguró el sucesor de Pedro– que ayudan a construir una cultura del encuentro, en la que podemos prevenir y sostener las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, y luchar contra el exagerado individualismo, la indiferencia y la injusticia que nos impiden vivir como una única familia humana . ¡Cuánto necesita el mundo esta cultura del encuentro!»
El Pontífice se despidió con estas palabras: «Invoco sobre vosotros y vuestras familias la bendición de Dios, la alegría y la paz».
«El mundo en que vivimos –añadió el Santo Padre– y en especial los jóvenes, necesitan modelos, personas que nos muestren cómo sacar lo mejor de nosotros mismos, para que fructifiquen los dones y talentos que nos ha dado Dios y, haciendo así, nos enseñen el camino para un futuro mejor de nuestras sociedades».
«El trabajo en equipo, el juego limpio y el esforzarse por lo mejor, son valores –incluso en el sentido religioso de la palabra– que orientan vuestro empeño en el terreno de juego», añadió. Y precisó que «de estos valores hay una necesidad urgente fuera del campo, en todos los ámbitos de la vida comunitaria».
«Son los valores –aseguró el sucesor de Pedro– que ayudan a construir una cultura del encuentro, en la que podemos prevenir y sostener las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, y luchar contra el exagerado individualismo, la indiferencia y la injusticia que nos impiden vivir como una única familia humana . ¡Cuánto necesita el mundo esta cultura del encuentro!»
El Pontífice se despidió con estas palabras: «Invoco sobre vosotros y vuestras familias la bendición de Dios, la alegría y la paz».