(ZENIT – 30 nov. 2019).- El 29 de noviembre de 2019, el Papa Francisco visitó la Ciudadela de la Caridad con ocasión del 40º aniversario de la fundación de la Cáritas diocesana.
En concreto, después de entrar en la capilla dedicada a Santa Jacinta para rezar unos momentos, el Santo Padre realizó una breve visita al ambulatorio dental y al emporio de la solidaridad de la Ciudadela de la Caridad, así como al comedor, donde se reunió con los huéspedes de la Casa de Acogida Santa Jacinta, a quienes saludó individualmente.
Durante, sus palabras improvisadas, Francisco agradeció a los huéspedes, trabajadores y voluntarios de Cáritas Roma el haberle mostrado «que tenemos el mismo carnet de identidad. Cada uno tiene su propia vulnerabilidad, pero el apellido es el mismo: vulnerable. Y esto es grande y hermoso, porque, ¿qué significa? que necesitamos salvación, necesitamos cuidados. Y Dios no nos salva con un decreto. Dios no salva caminando con nosotros, acercándose a nosotros en Jesús”.
A continuación, sigue las palabras de saludo que el Papa dirigió a algunos de los huéspedes de la Casa de Acogida Santa Jacinta y el discurso improvisado durante el encuentro con una representación de los huéspedes, trabajadores y voluntarios de los 52 centros de Cáritas en Roma.
***
Palabras de saludo del Santo Padre
Gracias. Gracias a todos por su bienvenida. Me alegro de veros aquí. ¡Muchísimas gracias! Seguid juntos, ayudándoos unos a otros, porque esto es bueno para el corazón. Cuando el corazón se detiene, no hay vida. Y el corazón de la amistad debe estar siempre en movimiento, porque así es la vida. Y este es el signo de la fraternidad, de la amistad. Gracias por estar aquí y rezad por mí. Y que Dios os bendiga a todos. ¡Gracias!
Discurso improvisado por el Santo Padre
Gracias por vuestra acogida, por estar aquí. Gracias a todos.
Se dijeron dos palabras que me sorprendieron. Ella[operadora del Centro de Escucha de Extranjeros] habló de las personas vulnerables, de la vulnerabilidad. Me di cuenta de que había encontrado una relación con la vulnerabilidad de la gente. Y esto es porque sabe que ella también es vulnerable. La vulnerabilidad nos une a todos. Todos somos vulnerables, y para trabajar en Caritas hay que reconocer esa palabra, pero reconocerla hecha carne en el corazón. Venir a pedir ayuda es decir: «Yo soy vulnerable»; y ayudar bien, se hace solamente desde la propia vulnerabilidad. Es el encuentro de heridas diferentes, de debilidades diferentes, pero todos somos débiles, todos somos vulnerables. También Dios quiso hacerse vulnerable por nosotros. Es uno de nosotros y ha sufrido: no tener casa donde nacer, sufrió persecución, escapar a otro país, un emigrante; ha sufrido la pobreza. Dios se hizo vulnerable. ¡Y por eso podemos hablar con Jesús, porque es uno de nosotros!
Y esta es la palabra que ha dicho Don Benoni[Director de Caritas Roma]: podemos tener intimidad con Jesús porque es uno de nosotros, itinerante. Caminar con Jesús en la vida, porque tenemos el mismo documento de identidad: vulnerables, amados y salvados por Dios. Este es el camino. No podemos ayudar a los pobres, no podemos acercarnos a los pobres a distancia. Debemos tocar, tocar las llagas; son las llagas de Jesús. Es misterioso: cuando tocas esa llaga, te das cuenta de la tuya. Y esta es la gracia que nos dan los pobres, la gracia que nos da la vulnerabilidad de los pobres: saber que nosotros también somos vulnerables. Esto es hermoso, porque significa que también nosotros necesitamos salvación, necesitamos que alguien nos diga una buena palabra: los voluntarios, también los sacerdotes… Todos necesitamos un hermano Jesús; necesitamos esa intimidad itinerante, para caminar con Jesús.
Gracias a todos por mostrar que tenemos el mismo carnet de identidad. Cada uno tiene su propia vulnerabilidad, pero el apellido es el mismo: vulnerable. Y esto es grande y hermoso, porque, ¿qué significa? que necesitamos salvación, necesitamos cuidados. Y Dios no nos salva con un decreto. Dios no salva caminando con nosotros, acercándose a nosotros en Jesús. Esto es la salvación. Gracias por decir esa palabra, «vulnerable», que nos une a todos. Y gracias a ti[Don Benoni] por hablar de la «intimidad itinerante» con Jesús. Me hizo bien escucharos. Las dos preguntas que me hiciste me las he olvidado. Me ha salido decir esto.¡ Y adelante! ¡Adelante así!.
Don Benoni:
Para los próximos 40 años….
Papa Francisco:
Pero vine aquí en el Jubileo de la Misericordia, ¿no?
Don Benoni:
El 18 de diciembre de 2015, no aquí, en Via Marsala, para la apertura de la Puerta Santa.
Papa Francisco:
Ah, sí. La apertura…. Cerca de Termini. ¿Y esto es nuevo?
Don Benoni:
Son dos cosas diferentes.
Papa Francisco:
Bravo. Ahora hace de cartero de Nuestra Señora. Que lo explique él. De acuerdo.
Don Benoni:
¿Quiere decir unas palabras sobre Caritas para los próximos 40 años? Lo que es esencial, lo que hay que anunciar…. El Evangelio de la caridad….
Papa Francisco:
El Evangelio debe anunciarse con el testimonio, no con los argumentos, el proselitismo…. No. Debe ser anunciado con el testimonio. Jesús nos dejó un ejemplo de testimonio para los próximos 40 años: ese hombre, que no era religioso,[se refiere a la parábola del Buen Samaritano, Lucas cap. 10] tal vez pensó que no era religioso, no sé, ese hombre encuentra en el camino a uno malherido por los ladrones, y lo cuida, lo lleva a la posada… Es interesante: Jesús no cuenta las palabras pronunciadas por este hombre; sólo dice que «tuvo compasión», lo que significa sufrir con. Lo recoge, lo lleva, habla con los posaderos, lo cuida un poco y dice: «Tengo que irme, pero en dos días volveré». Le da dos monedas[al posadero y le dice]: «Si se necesita algo más, lo pagaré». Pienso: ese posadero, ¿qué habrá pensado? ¡Este está loco! Esa es la palabra que me gustaría decirte: locura. Locura de amor, locura de ayudar, locura de compartir la vulnerabilidad con los vulnerables. No lo sé. Locura. «Pero estos sacerdotes, en vez de quedarse en la iglesia, diciendo misa, de estar tranquilos, se mueven tanto…. ¡Están locos!” – “¡Bravo, están locos! Este es el programa: locos. Pensad en el posadero.
Ahora le pediré al Señor que os bendiga a todos, a todos vosotros.
Que Dios os bendiga a todos y oos acompañe en el camino de la vida. Amén.
© Librería Editorial Vaticana