Audiencia Jubilar - © Osservatore Romano

El Papa: "Dios no excluye a nadie de su designio amoroso de salvación"

En la última audiencia jubilar, el Santo Padre reflexiona sobre la “misericordia y la inclusión”

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(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha celebrado este sábado la última audiencia jubilar del Año de la Misericordia. Miles de personas procedentes de todo el mundo le han recibido en la plaza de san Pedro, para escucharle y pedirle su bendición. Mientras que banderas de todo el mundo ondeaban, el Santo Padre saludaba a los fieles desde el papamóvil.
En la catequesis de hoy, el Pontífice ha meditado sobre la “misericordia y la inclusión”. Así, en el resumen de la catequesis que el Papa hace en español, ha indicado que en esta última audiencia jubilar consideramos un aspecto importante de la misericordia: “la inclusión, que refleja el actuar de Dios, que no excluye a nadie de su designio amoroso de salvación, sino llama a todos”. Esta es la invitación que hace Jesús en el Evangelio de Mateo que se ha escuchado al inicio de la audiencia, ha recordado el Papa, “vengan a mí todos los que están cansados y agobiados”.
De este modo, el Santo Padre ha asegurado que “nadie está excluido de esta llamada, porque la misión de Jesús es revelar a cada persona el amor del Padre”.
Por otro lado, el Pontífice ha precisado que por el sacramento del bautismo, “nos convertimos en hijos de Dios y en miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”. Por eso, como cristianos, ha asegurado, “estamos invitados a hacer nuestro este criterio de la misericordia, con el que tratamos de incluir en nuestra vida a todos, acogiéndolos y amándolos como los ama Dios”. Así –ha subrayado el Papa– evitamos encerrarnos en nosotros mismos y en nuestras propias seguridades.
Finalmente, el Santo Padre ha recordado que en Evangelio nos impulsa a reconocer en la historia de la humanidad “el designio de una gran obra de inclusión” que, respetando la libertad de cada uno, “llama a todos a formar una única familia de hermanos y hermanas, y a ser miembros de la Iglesia, cuerpo de Cristo”.
A continuación, el Papa ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. Así, ha pedido que el Señor Jesús, que a todos acoge con sus brazos abiertos en la cruz, “nos ayude a crecer como hermanos en su amor y a ser instrumentos de la misericordia y ternura del Padre”.  
Para concluir, el Papa ha saludado a los voluntarios del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, procedentes de distintos países. Les ha dado las gracias “por el precioso servicio prestado para que los peregrinos pudieran vivir bien esta experiencia de fe”. Asimismo, les ha asegurado que a lo largo de estos meses, ha notado su “discreta presencia en la plaza con el logo del Jubileo”. El Papa ha reconocido sentirse “admirado por la dedicación, la paciencia y el entusiasmo” con el que han realizado este trabajo.
Finalmente ha dedicado, como siempre, una saludo particular a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. De este modo, ha señalado que ayer se recordó la memoria de san Martín de Tours, patrón de los mendicantes, de quien este año se celebra el XVII centenario de su nacimiento. Por eso, ha pedido a los jóvenes, especialmente a los estudiantes Erasmus de Europa, que el ejemplo del santo les suscite “el deseo de cumplir los gestos de concreta solidaridad”. Mientras que ha deseado para los enfermos que la confianza en Cristo de san Martín les «apoye en las pruebas de la enfermedad”. Para los recién casados ha pedido que “la rectitud moral” les recuerde “la importancia de los valores en la educación de los hijos”.

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Rocío Lancho García

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