(ZENIT – 2 abril 2019).- El Papa Francisco explicó por qué no ha aceptado, de momento, la renuncia del Cardenal Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon (Francia), condenado por suspensión por «no denuncia» de actos de pedofilia, mientras que dos veces la acusación abogaba por la liberación.
El Papa respondió a una pregunta de la prensa francesa sobre este tema el domingo, 31 de marzo de 2019, en el avión de Rabat (Marruecos) a Roma.
El Cardenal Barbarin, de hecho, fue a presentar su renuncia al Papa Francisco el lunes 18 de marzo, y el Papa actualmente se ha negado: una parte de la opinión pública –incluidos los católicos– y las asociaciones de víctimas, se han preguntado por el motivo de la decisión del Papa Francisco. De ahí la pregunta.
Presunción de inocencia
El Papa invoca esencialmente el respeto de la «presunción de inocencia», que es de rigor cuando uno apela a una oración: «Sobre el Cardenal Barbarin, él, un hombre de Iglesia, ofreció su renuncia. Yo, no puedo aceptarlo moralmente, porque legalmente, también en la jurisprudencia clásica mundial, existe la presunción de inocencia mientras la causa permanezca abierta. Apeló, y el caso está abierto», dijo el Papa.
No quiere presumir el futuro: «Entonces, cuando el segundo tribunal pronuncie su sentencia, veremos qué sucede. Pero siempre tener [en cuenta] la presunción de inocencia».
Superficialidad de los medios
El Papa se niega a los «medios superficiales»: «Esto es importante porque va en contra de una condena superficial de los medios. «Ah, él hizo esto. Pero mire lo que dice la jurisprudencia mundial: mientras el caso esté abierto, existe la presunción de inocencia. Quizás no sea inocente, pero hay que presumirlo».
El Papa vuelve a citar el ejemplo de los que llegaron a España «cuando una condena de los medios arruinó la vida de los sacerdotes que luego fueron declarados inocentes»: «Antes de pronunciar una condena de los medios, piénselo dos veces».
«No sé si respondí, concluyó el papa. Y él [el Cardenal Barbarin] prefirió, honestamente, decir: «Me retiro, me tomo una licencia voluntaria y dejo que el vicario general administre la diócesis hasta la sentencia final del tribunal».