La primer predicación ecuménica que el Santo Padre Francisco recibió de niño fue gracias a su abuela. Cuando tenía cuatro años –en aquella época se creía que todos los protestantes iban al infierno– iba un día por la calle con su abuela y por el otro lado de la acera iban dos mujeres del Ejército de la Salvación. El pequeño Jorge Marío preguntó a su abuela: “¿Esas quiénes son? ¿monjas o religiosas?”. Y ella le respondió: “No, son protestantes, pero son buenas”. Así, gracias al testimonio del Ejército de la Salvación, al Papa se le abrió la puerta a la idea de ecumenismo.
Lo ha confirmado el mismo Francisco esta mañana, en una audiencia con una delegación del Ejército de la Salvación a quienes ha contado esta anécdota de su infancia. “La primera predicación ecuménica que he tenido» ha afirmado Francisco, ha sido delante de ellos.
El Ejército de Salvación es una denominación del cristianismo protestante fundada en 1865 por el pastor metodista William Booth. El Papa ha explicado que esta visita es uno de los frutos de los contactos frecuentes y fructíferos que se han desarrollado en los últimos años entre el Ejército de la Salvación y el Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos. Asimismo ha mencionado un serie de “conversaciones teológicas” dirigida a promover un mejor conocimiento recíproco, el mutuo respeto y una colaboración regular.
Por eso, Francisco ha manifestado su deseo de corazón que “católicos y salvacionistas continuen dando testimonio común de Cristo y del Evangelio en un mundo que necesita tanto experimentar la misericordia de Dios”.
Católicos y salvacionistas, junto a otros cristianos “reconocen que los necesitados tienen un lugar especial en el corazón de Dios”, y como consecuencia “estos se encuentran frecuentemente en las mismas periferias humanas”. A propósito, el Santo Padre ha expresado su “viva esperanza” en la que “fe común en nuestro Salvador Jesucristo, el único mediador entre Dios y el hombre, se haga cada vez más, fundamento sólido de amistad y de colaboración entre nosotros”.
Asimismo, el Pontífice ha señalado que “las diferencias entre católicos y salvacionistas sobre cuestiones teológicas y eclesiológicas no deben obstaculizar el testimonio de nuestro amor compartido por Dios y por el prójimo, un amor que es capaz de inspirar grandes esfuerzos en el compromiso de restaurar la dignidad de aquellos que viven a los márgenes de la sociedad”.
Finalmente, el Santo Padre ha dirigido a Dios su oración por el trabajo que el Ejército de la Salvación lleva adelante. “Que muchas personas en dificultad puedan continuar a contar con vuestra acción, que permite a la luz de Cristo brillar en los rincones más oscuros de su vida”, ha deseado el Papa.
