(ZENIT – Roma).- Presentamos la segunda parte de la entrevista a fray Alain-Samuel Jeancler, responsable en Francia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Una comunidad que trabaja sea en las periferias, como en Madagascar o con lo consultorios móviles, sea en el corazón del Vaticano, con su farmacia frecuentada por toda Roma. Y evoca una virtud demasiado olvidada pero propicia para revitalizar el tejido social: la hospitalidad evangélica. El ejemplo más bello y reciente de esta Hospitalidad incondicional fue la que mostraron los 4 hermanos que dieron su vida cuidando a los enfermos del virus Ebola, en 2014, en Sierra Leona y Liberia.
¿Puede darnos algunas indicaciones geográficas y ejemplos de compromiso sobre el terreno que ilustren su acción?
— Hermano Alain-Samuel: Estamos presentes en los 5 continentes mediante 454 centros sanitarios, sociales y médico-sociales adaptados a las exigencias de las políticas locales, pero también y sobre todo a las necesidades de las personas que vienen a nuestras casas. La última casa que ha fundado la Orden, el año pasado, ha sido un centro de rehabilitación para enfermos psiquiátricos en Madagascar. Llegamos al país en 2007, donde fundamos una comunidad y un dispensario. Con el paso del tiempo, y una vez los Hermanos ya se habían puesto al servicio de las necesidades que se les presentaba en el terreno, detectaron un elevado número de enfermos psiquiátricos que salían del único hospital del país y que regresaban allí rápidamente por falta de acompañamiento para reinsertarse en la sociedad.
Así es como decidimos ofrecerles un sitio donde no solamente pudieran recibir cuidado, sino también a aprender un oficio, a convivir en sociedad y a reconstruirse física psíquica y espiritualmente.
En estos momentos que somos testigos de la crisis de emigrantes en Europa, hemos instalado hospitales móviles en Italia y en Eslovaquia para ofrecer primeros auxilios a las familias que llegan extenuadas después de meses de huida.
Aunque se remonta un poco más lejos en el tiempo, me gustaría citar el ejemplo de Fortunatus Thanhauser, un hermano alemán que en los años 70 fue enviado en misión a la India para abrir un dispensario en una región lejana de las montañas de Kerala. Cuando vio la gran afluencia de personas que, a menudo, recorrían decenas de kilómetros para ir a ser visitados o asistidos al dispensario, decidió construir un hospital. Actualmente es el más grande de la región, ¡dando respuesta a una población de casi 1 millón de personas!
También tenemos el primer centro de acogida nocturno de Europa, fundado hace más de 140 años en Marsella (Francia), en el que los hermanos continúan acogiendo, cada noche, unas 300 personas.
Podría citar muchos más ejemplos de obras que administramos en todo el mundo, ¡pero la lista sería demasiado larga! Todo esto es para mostrar que nuestras obras muestran la inquietud de la Iglesia por los que más lo necesitan. Es, en conclusión, la traducción de nuestro lema, «A través de los cuerpos a las almas”.
Y la farmacia del Vaticano, por ejemplo, es internacional y abierta a todos. ¿Cuál es el origen de esta misión?
— Hermano Alain-Samuel: El hecho de vivir tanto en la casa de los papas como en el Vaticano sirve también de ejemplo para ilustrar la universalidad de nuestro carisma de Hospitalidad. Además, lo que me fascina cada vez que visito cualquiera de nuestras casas es ver que, a pesar de las diferencias culturales de una comunidad u otra, todos vivimos la misma Hospitalidad.
La farmacia que administramos en el Vaticano la fundaron los Hermanos Hospitalarios en 1874, a petición del secretario de Estado de la época, el cardenal Antonelli. Una comunidad de Hermanos todavía vive allí, al lado de la Puerta Sainte-Anne, abasteciendo de cualquier producto que se puede encontrar en una farmacia convencional así como de numerosas pócimas que los Hermanos mismos fabrican y cuyo secreto sólo ellos conocen. Dos Hermanos de esta comunidad también están al servicio de la salud de los papas Francisco y Benedicto XVI como enfermeros.
Los casi 1.100 Hermanos hospitalarios cuentan con la colaboración de más de 60.000 laicos que le ayudan en su misión…
En un momento en que Internet ha tomado un sitio preponderante en la vida de nuestra sociedad, para nosotros la familia sigue siendo la primera red social que no debemos olvidar y que hay que amar. Es a partir de esta constatación y a partir de experiencias de vidas familiares, que nuestra Orden ha querido, a su manera, reprender este tema de la familia para explotar la riqueza y extender el círculo.
Así es como en 2009, nuestro superior general nos invitó a vivir la experiencia de Familia hospitalaria de San Juan de Dios, englobando, cada uno según su vocación, Hermanos, colaboradores, voluntarios y personas acogidas en nuestros centros. Y así como en cualquier familia, tratamos de vivir la misma experiencia de amor, aceptación y perdón mutuo.
¿Quién, mejor que una familia, sabe hablar este lenguaje del corazón en nuestras sociedades atomizadas, globalizadas y deshumanizadas? Dar vida y hacer vivir una realidad de Familia Hospitalaria en el mundo de hoy reviste un carácter y un sentido profundo de solidaridad y de fraternidad humana.
Con motivo de esta Cuaresma que comienza, somos llamados a “Hacer familia», a «ser familia», estando a la escucha y a la disposición de una llamada más interior, la que Dios mismo nos invita a hacer su voluntad. ¡Y qué es esta voluntad, si no la de amarnos los unos otros como él mismo nos quiso!
(Leer la primera parte de la entrevista) La hospitalidad evangélica de los hermanos de San Juan de Dios, tanto en el Vaticano como en las periferias del mundo (I)
Orden hospitalaria de san juan de Dios
La hospitalidad evangélica de los hermanos de San Juan de Dios: sea en el Vaticano que en las periferias del mundo (II)
Entrevista a Fray Alain-Samuel sobre el carisma y la labor de los hermanos de San Juan de Dios (Segunda parte)