(ZENIT – 8 sept. 2019).- Hoy, domingo 8 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 10, hora local (las 9 en Roma), el Papa Francisco ha celebrado la Eucaristía en el Campo Diocesano de Soamandrakizay de Antananarivo, Madagascar.
El campo donde ha tenido lugar la celebración es propiedad de la Iglesia de Antananarivo y cuenta con 30 hectáreas. Ha sido escogido como lugar de acogida de los fieles, tanto para la Vigilia de Oración de ayer con los jóvenes como para la Eucaristía de hoy, presididas ambas por el Papa.
Durante cinco meses, los trabajos de adecuación de este espacio han sido supervisados personalmente por el presidente de la República, Andry Rajoelina, y por el comité de organización de la visita papal.
El espacio tiene capacidad para acoger más de un millón de personas y para esta celebración se esperaban unas 900.000. Efectivamente, hoy, cientos de miles de personas, se han reunido en este lugar para participar en la celebración eucarística dominical.
Iglesia católica malgache
Algunos fieles han pasado la noche en el campo, a pesar de que, desde ayer por la tarde, hacía un fuerte y frío viento. Madagascar es un país donde los cristianos suponen poco más de la mitad de la población y de los cuales el 35% son católicos.
La Iglesia local de esta nación cuenta con 22 circunscripciones, 438 parroquias y otros 9.010 centros pastorales. También existen 25 obispos, 1.747 sacerdotes, 735 religiosos, 5.006 religiosas y 1.703 misioneros laicos.
Beato Rafael Luis Raifiringa
Antes del comienzo de la Santa Misa, el Papa se detuvo unos segundos frente a la imagen de la Virgen presente en el altar, así como frente a reliquias del beato Rafael Luis Rafiringa (1856-1919), expuestas para esta ocasión.
El beato Rafael Luis Rafiringa, lasaliano malgache, educador, catequista y mediador de paz en el país, respaldó a la Iglesia local en el difícil periodo de finales del siglo XIX. Fue beatificado el 7 de junio de 2009 en Antananarivo.
Exigencias de la vida cristiana
El Evangelio de hoy (Lucas 14, 25-33 ) narra el pasaje en el que Jesús hace referencia a que “todo aquel que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. En él, el evangelista recuerda cuáles son las exigencias del compromiso del seguimiento al Señor, que el Santo Padre ha comentado en su homilía.
En primer lugar, es esencial ver al otro como “hermano”, superando los meros vínculos familiares; en segundo lugar, no se puede identificar el Reino de Dios con los propios intereses o “con la fascinación por alguna ideología” ; y, por último, evitar el justificarnos a nosotros mismos y “recuperar la memoria agradecida”, que reconoce que “nuestra vida y nuestras capacidades son fruto de un regalo” de Dios.
Participación de los fieles
Cinco personas, entre las que se encontraba una religiosa, realizaron la oración de los fieles, alternando el idioma malgacho y el francés. Por otro lado, algunas familias han sido las encargadas de entregar las ofrendas al Santo Padre.
La comunión ha sido acompañada por cantos y bailes autóctonos de un amplio grupo de malgaches.
Además, Mons. Odon Marie Arsène Razanakolona, arzobispo de Antananarivó, dedicó unas palabras de agradecimiento al Pontífice momentos antes del final de la Misa.
Intercambio de regalos y agradecimiento
Francisco regaló a la Iglesia malgache un cáliz, mientras que el arzobispo entregó al Papa una imagen en madera de la Virgen patrona de Madagascar, así como una serie de productos típicos del país.
Por último, tras acabar la Misa y previamente al rezo del Ángelus, el Papa ha agradecido a Mons. Razanakolona, a los demás obispos, a los sacerdotes, a los consagrados, a las familias, a los catequistas y a todos los fieles su presencia. Igualmente, ha extendido este agradecimiento al presidente de la República, que se encontraba en la celebración junto a su esposa, a todas las autoridades civiles, y a aquellos que han contribuido a la organización y al “éxito de su visita”.
También ha pedido que el Señor los bendiga y recompense, por intercesión del beato Rafael Luis Raifiringa y de la beata Victoire Rasoamanarivo.