(ZENIT – 9 sept. 2019).- Hoy, 9 de septiembre de 2019, en torno las 12:15, hora local (10:15 h. en Roma), el Papa ha presidido la celebración eucarística en el Monumento de María Reina de la Paz en Port Louis, República de Mauricio.
Francisco llegó esta misma mañana a Mauricio, tercer y último destino de su viaje apostólico a África, que está teniendo lugar del 4 al 10 de septiembre y en el que también ha visitado Mozambique y Madagascar.
Monumento a María Reina de la Paz
El Monumento de María Reina de la Paz se inauguró en 1940, en agradecimiento por haber preservado a este país en la I Guerra Mundial. Está construido en distintos niveles y en su parte más alta se sitúa una estatua de la Virgen en mármol de Carrara, que mide 3 metros.
La escultura tiene entre sus manos un globo terráqueo, como símbolo de que Ella es la consabida Reina de la Paz y de que a sus manos está encomendado el mundo.
Este lugar es utilizado para eventos importantes de la Iglesia católica de Mauricio y fue el escenario de la Misa que celebró el papa Juan Pablo II en 1989.
Iglesia Católica mauriciana
Mauricio es un territorio multiétnico (68% hindi-paquistaníes, 27% criollos, 3% chinos, 2% franceses), donde existe libertad religiosa y cuya religión predominante es el hinduismo (48,5%), los católicos representan un 28% de la población y los musulmanes un 17%.
La comunidad católica son en su mayoría criollos descendientes de los antiguos esclavos africanos convertidos en el siglo XIX por el beato Jacques Désiré Laval y una minoría de los descendientes de los colonos franceses y de los fieles de etnia china.
La Iglesia local cuenta con 2 circunscripciones eclesiásticas y 44 parroquias. Por otra parte, en el país hay 95 sacerdotes, 17 religiosos, 86 religiosas y 1.335 catequistas.
En esta Misa se han congregado alrededor de 100.000 personas, procedentes también de islas y comunidades de alrededor de Mauricio, como las Seycheles, Rodrigues o Reunión.
Beato padre Laval
El Papa Francisco presidió hoy la Eucaristía en la fiesta del citado beato Jacques-Désiré Laval, misionero evangelizador del país y símbolo reconocido de la unidad del mismo, cuyas reliquias estaban expuestas en el altar.
A lo largo de su homilía, el Papa aludió a la figura este beato, sacerdote francés que se trasladó a Mauricio en 1841 y dedicó su labor pastoral a la población de color, que por aquel entonces había salido de la esclavitud. Ellos se convirtieron en sus principales colaboradores, sobre todo para construir escuelas, casas y capillas por todo el país.
Su vida constituyó un gran testimonio de entrega a Cristo, a los pobres y a los enfermos. A todos les transmitió la Buena Nueva de forma sencilla y, para ello, aprendió la lengua de los esclavos. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1979.
Sobre él, el Santo Padre destacó su “impulso misionero y su amor”, que proporcionó a la Iglesia de Mauricio “una nueva juventud, un nuevo aliento, que hoy estamos invitados a continuar en el contexto actual”.
Participación de los fieles
La Misa fue acompañada por los cantos de un coro en el que sus miembros estaban vestidos de amarillo y blanco.
La primera lectura fue leída por una niña y, el salmo, cantado por varias personas, en criollo y en francés. La oración de los fue realizada por 5 personas, en francés, inglés y criollo.
En cuanto a las ofrendas, representantes de los distintos grupos étnicos de Mauricio entregaron las mismas al Papa. Entre ellos, una familia.
100.000 plantas
Al final de la Eucaristía, el cardenal Maurice Piat, obispo de Port Louis, dirigió un saludo al Santo Padre en el que anunció que, para dar testimonio de su gratitud y como un modo de adherirse al llamado del Pontífice a vivir la ecología integral, la Comisión Diocesana de Justicia y Paz ha decidido invitar a los mauricianos a sembrar 100.000 plantas.
De hecho, en la celebración algunos fieles portaban palmeras como símbolo de esta reforestación.
Una camiseta y un sombrero para el Papa
Además, el cardenal comunicó a Francisco que, como saben que es aficionado al fútbol, los jóvenes deseaban regalarle una camiseta de su equipo favorito, el San Lorenzo de Almagro (Argentina), y una joven hindú le hizo entrega de la misma, con su nombre y el número 9.
Finalmente, el cardenal trasladó el saludo de los sacerdotes de Islas Mauricio. Estos quisieron también obsequiar al Papa con uno de los sombreros que ellos llevaban puestos durante la Misa, de manera que un joven presbítero se ha acercado al Papa para ofrecérselo.
Agradecimiento de Francisco
Antes de la bendición final, el Santo Padre pronuncio unas palabras de agradecimiento al cardenal y a todos los colaboradores en la organización del viaje, tanto eclesiásticos como civiles.
Asimismo, después de mencionar a los sacerdotes, diáconos, consagrados y voluntarios, el Papa también se ha referido a todo el Pueblo de Dios presente, especialmente a los fieles de Seychelles, Reunión, Comoras, Chagos, Agalega, Rodrigues y Mauricio.