(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Este domingo 16 de octubre es la canonización del primer santo nacido en Argentina: José del Rosario Brochero ¿Qué es lo que no sabemos sobre el Cura Brochero? Este fue el tema de una entrevista que el postulador del Cura gaucho, el obispo de Cruz del Eje, Santiago Olivera, presidente de la comisión episcopal de comunicación social concedió a ZENIT, en la víspera de la ceremonia de canonización.
¿Qué es lo que no se sabe sobre el Cura Brochero?
— Mons. Olivera: Se sabe poco por ejemplo de que fundamentalmente el cura Brochero era un hombre de profunda vida de oración. Hemos tenido la gracia de saber hace muy poco, por el trabajo de unos antropólogos forenses que la Justicia de la ciudad de Córdoba nos cedió para saber sobre la conservación del cuerpo de este santo sacerdote, que las marcas de los huesos en la parte de las rodillas demuestran que ha sido un hombre que se arrodillaba mucho. Así hemos captado lo dice el Breviario común de pastores: ‘Es un pastor bueno el que ora por su pueblo’.
¿Al cura gaucho se le identifica mucho con su mula, verdad?
— Mons. Olivera: Cuando uno pregunta sobre Brochero, la gente dice: ‘andaba con su mula malacara, rancho por rancho’ y es verdad; pero además de eso hizo escuelas, puentes, caminos, casa de retiros, acueductos, etc. Son actividades sociales que vienen de su vida espiritual, la cual estaba fundamentada en la vida de oración.
Se habla sobre el lenguaje popular del Cura Gaucho ¿qué hay de cierto?
— Mons. Olivera: Aunque en estos últimos tiempos la figura de Brochero fue tomando su verdadera dimensión, había sobre Brochero mucha leyenda, mucha fábula, o comentarios porque tenía un lenguaje más popular. Entretanto nunca usó malas palabras aunque sí expresiones más campechanas, nunca un insulto ni dobles sentidos. O sea que el Cura gaucho fue identificado solamente como una persona sencilla de poco vuelo intelectual, olvidando que tuvo la inteligencia de adaptar su lenguaje y su mensaje al pueblo sencillo de donde fue enviado. Y muchas veces primó más la imagen de ese cura campechano, olvidando su vuelo e inteligencia.
O sea que la gente lo identifica como un sacerdote con poca cultura…
— Mons. Olivera: Además fue doctor y maestro de filosofía en la facultad de Córdoba, estudió con hombres ilustres, uno que fue gobernador de la ciudad de Córdoba, otro fue un presidente de Argentina, los cuales al ser sus amigos le ayudaron para encontrar los contactos que llevaron a querer la construcción, entre otras cosas, del ferrocarril. Incluso hay una ley que él consiguió para la construcción de un ferrocarril en nuestra tierra que esperamos ahora pueda concretizarse, que debía unir a pueblos importantes, desde villa de Soto, Cruz del Eje hasta villa Dolores. Eso para promover las economías regionales y la venta de productos y ayudar a salir de la pobreza al noroeste cordobés.
Él hubiera podido, con un título universitario, tener un cargo de más prestigio social ¿Verdad?-– Mons. Olivera: Seguramente, si no fuera que él estaba lejos de la idea de carrera, solo quería la santidad. Él fue canónigo en la Catedral y estuvo en el seminario, pero él deseaba estar con su pueblo y con su gente, y tuvo la inteligencia de adaptar el lenguaje y tener creatividad para lo pastoral. Por eso entendió que la mejoría de su curato la iba a lograr si los hombres y mujeres de su tiempo se encontraban con Jesús. Porque el encuentro con Cristo transforma y sana las realidades.
¿Por qué fue a predicar en esa zona aislada, él era de allí?
–– Mons. Olivera: No, él era de la llanura, de Santa Rosa de Río Primero. Su obispo después de tres años de tenerlo como sacerdote lo envió a ese curato que estaba detrás de la sierra, donde existía dificultad de comunicación con Córdoba y el resto del país. Cuando cruzó la sierra dijo: “Aquí está todo por hacer”. El aislamiento de la zona daba la posibilidad a que los maleantes o bandidos se escondieran allí y tuvieran vicios y mala vida. Pero Brochero dijo que quería cambiar esa zona a través de los ejercicios espirituales de San Ignacio para buscar, desear y seguir la voluntad de Dios.
El Papa hace poco les pidió a los argentinos ‘ponerse la patria al hombro’…
— Mons. Olivera: El cura Brochero ya se puso la patria al hombro en su momento. Y este santo nos invita a reforzar el pedido del Papa, y el cura Brochero nos dice con autoridad moral ‘yo me puse la patria al hombro póngasela ustedes’. Y él se la puso comprometiéndose por la mejoría social de su pueblo. Para que hayan caminos, escuelas, agua, igualdad de posibilidades y todos tengan una vida digna.
Mons. Santiago Olivera, Ordinario militar de Argentina (Foto ZENIT cc)
¿Qué es lo que no se sabe sobre el cura Brochero?
Entrevista al obispo argentino Santiago Olivera, postulador de la causa del Cura gaucho ‘que se puso la patria al hombro’