Sin libertad religiosa no hay civilización

Su beatitud Crisóstomo II pide justicia para los cristianos chipriotas

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Por Antonio Gaspari

RIMINI, martes 21 agosto 2012 (ZENIT.org).- Un total de 520 iglesias cristianas transformadas en almacenes, museos y mezquitas. Obras de arte robadas y vendidas, el patrimonio artístico descuidado y mal vendido. 180.000 chipriotas expulsados y sustituídos con trescientos mil colonos de Anatolia y treinta mil soldados turcos.

Estos son algunos de los resultados de treinta años de ocupación del 38% de la isla de Chipre por parte de Turquía.

La denuncia ha sido hecha por su beatitud Crisóstomo II, arzobispo de nueva Justiniana y de todo Chipre, durante una intervención en el Meeting de Rimini el 20 de agosto.

Durante el encuentro que tenía por título «Libertad religiosa: el principio y sus consecuencias», el arzobispo relató restricciones y violencias sufridas por los cristianos chipriotas.

Para visitar lugares sagrados como la tumba del apóstol Bernabé, los cristianos deben pagar el billete a los ocupantes. Según su beatitud, el estado turco está intentando borrar las huellas de la religión cristiana en la parte de Chipre que controla.

«Todo esto –subrayó- provoca sufrimiento y dolor», sobre todo si se piensa que aún siendo Chipre miembro de la Unión Europea y de Naciones Unidas, no logra tener justicia.

Para el arzobispo chipriota, la libertad religiosa no se puede limitar sólo a instrumento de tolerancia política porque la libertad religiosa es fruto de una profundización de los valores morales y éticos inherentes al corazón del hombre.

«El cristianismo tiene el don de iluminar a toda la humanidad –afirmó Crisóstomo II- por este motivo cuando se apaga el fulcro de la cristiandad se apaga la luz de todo el universo».

Se mostró de acuerdo con el arzobispo chipriota, Franco Frattini, exministro de Exteriores y ahora presidente de la Fundación Alcide de Gasperi, quien sostuvo que «la libertad religiosa no consiste sólo en la posibilidad de relación personal con el eterno sino que debe ser profesada públicamente».

En este sentido Frattini criticó al ejército turco que interrumpió la solemne celebración de Navidad y obligó al obispo a visitar a los creyentes bajo la protección de Naciones Unidas.

Salman Shaik, director del Brooking Doha Center y miembro del Saban Center para la política de Medio Oriente, musulmán casado con una mujer cristiana, explicó que la libertad religiosa es el punto focal del que volver a partir después de las revueltas de la primavera árabe.

Según Shaik, una de las vías para obtener el respeto a la libertad religiosa es la inclusión de las minorías en la creación de los nuevos gobiernos.

Gianni Alemanno, alcalde de Roma, intervino en el debate lamentando la indiferencia de las autoridades europeas y de los medios europeos respecto a las violaciones de los derechos humanos, y citó a este respecto el suceso relativo a una niña con minusvalía psíquica paquistaní, Rimsha Masih, acusada de blasfemia que corre el riesgo de ser ejecutada sólo por haber arrancado algunas páginas de un libro que se usa para el estudio preparatorio del árabe y del Corán.

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ZENIT Staff

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