CIUDAD DEL VATICANO, domingo 5 de abril de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI presidió hoy, durante el reto del Ángelus, la ya tradicional ceremonia de entrega de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud a los jóvenes de la diócesis donde tendrá lugar el siguiente encuentro mundial.

Esta ceremonia, que el Papa definió como “entrega del testigo”, se celebró momentos antes del rezo del Ángelus, tras la intervención del Papa, en la plaza de San Pedro. Un grupo de jóvenes australianos, acompañados por el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, hizo entrega a otro grupo de jóvenes españoles, acompañados por el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, la Cruz y el icono de la Virgen que presiden siempre las Jornadas.

El Papa se dirigió a ambos grupos en su alocución, así como a los 150 delegados que han participado en Roma en el reciente encuentro internacional sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud, organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos.

Con esta ceremonia, explicó el Papa, “comienza el camino de preparación hacia el próximo encuentro mundial de los jóvenes, que tendrá lugar en agosto de 2011 en Madrid y para el que ya he indicado el tema: Enraizados y edificados en Cristo, apoyados en la fe (Col 2,7)”.

Esta entrega de la “cruz peregrina”, explicó Benedicto XVI a los congregados, “asume un valor altamente simbólico, con el que expresamos inmensa gratitud a Dios por los dones recibidos en el gran encuentro de Sydney y por el que querrá concedernos en el de Madrid”.

“¡Que esta Cruz y este Icono de María puedan ser para todos signo del amor invencible de Cristo y de la Madre suya y nuestra!”, exclamó.

Mañana la Cruz, acompañada por el icono de la Virgen María, partirá hacia la capital española, y estará presente en la gran procesión del Viernes Santo. A continuación comenzará una larga peregrinación que, a través de las diócesis de España, la devolverá a Madrid en verano de 2011.

El Papa quiso saludar también a los jóvenes de ambas naciones, recordando “vivamente” la JMJ de Sydney, e invitando a ambos a vivir intensamente los misterios de la Semana Santa.

“Invito a todos a llevarlo muy dentro del corazón, para reconocerlo también en el árbol salvador de la cruz y celebrar así con inmenso gozo la gloria de su resurrección”, afirmó.

También quiso saludar al nutrido grupo de jóvenes procedentes de Polonia presentes en la ceremonia, y les deseó que esta Cruz de las JMJ, “signo del amor de Cristo, sea querido por los jóvenes en todo el mundo”, así como “punto de referencia en los días felices y en las horas de prueba”.

[Por Inma Álvarez]