(ZENIT Noticias / Washington, 18.07.2025).- El presidente Donald Trump ha intervenido con su peculiar estilo diplomático. En declaraciones a la prensa de camino a una cumbre sobre energía e innovación en Pensilvania el 15 de julio, el expresidente expresó su admiración por el Papa León XIV, aunque aclaró que no tiene intención de reunirse con él próximamente.
«Le tengo mucho respeto. Me gustaría reunirme con él, pero no tengo nada planeado», dijo Trump, antes de llevar la conversación a un tono más familiar. «Me cae muy bien su hermano. Es un gran defensor del MAGA».
No es la primera vez que Trump establece una conexión entre él y Louis Prevost, hermano del Papa. En anteriores actos de campaña y entrevistas, el expresidente ha elogiado repetidamente a Louis, describiéndolo como «MAGA de pies a cabeza», en referencia al lema político de larga data de Trump: «Make America Great Again». Según Trump, Louis exhibe con orgullo parafernalia pro-Trump por toda su casa, un detalle que ha mencionado más de una vez con visible satisfacción.
El propio papa, ex cardenal Robert Prevost, ha mantenido un silencio reservado respecto a figuras políticas estadounidenses, incluido Trump, desde su elección hace dos meses. Si bien la nacionalidad de León XIV ha atraído una intensa atención en Estados Unidos, especialmente entre los votantes católicos, ha ofrecido pocas declaraciones públicas que hagan referencia directa a la política estadounidense o a la administración en Washington.
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Aun así, el Vaticano no ha estado ausente de los asuntos estadounidenses. El nuevo papa recibió una invitación a la Casa Blanca a principios de este año, entregada personalmente por el vicepresidente J. D. Vance durante la misa inaugural del pontificado de León XIV en mayo. No se ha confirmado la fecha de una posible visita papal a Estados Unidos, ni el Vaticano ha comentado si León XIV tiene intención de viajar allí próximamente.
La posibilidad de un encuentro presencial entre Trump y el papa es, por ahora, remota. Y podría seguir así, no solo por cuestiones de agenda, sino por el marcado contraste entre ambas figuras públicas. El papa León XIV, exmisionero en Latinoamérica y defensor de la reforma eclesial, centró sus primeros pontificados en sanar las divisiones dentro de la Iglesia, fomentar un modelo de gobierno más sinodal y promover la simplicidad en la vida papal.
La ironía de que Trump hable más del hermano del papa que del propio papa no ha pasado desapercibida entre los observadores tanto de Roma como de Washington. Pero, por ahora, la evaluación del presidente estadounidense sobre León XIV sigue filtrada por la lente de las lealtades nacionales. «Si se parece en algo a su hermano», añadió Trump con una sonrisa, «creo que nos llevaremos muy bien».
Queda por ver si el papa León XIV comparte el sentimiento, o si incluso tiene intención de responder.
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