Vaticano Foto: Pixabay

Gestor de activos del Vaticano obtuvo una ganancia récord al servicio de la Iglesia. ¿Cuánto? Lo revelamos

Gran parte del éxito financiero de este año se debe a inversiones perfectamente sincronizadas. En marzo y abril, APSA implementó reformas asesoradas por el Comité de Inversiones del Vaticano, reasignando su cartera a «Cuentas Administradas Separadas» (fondos personalizados propiedad exclusiva de la Santa Sede).

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(ZENIT Noticias / Roma, 01.08.2025).- En una época en la que la transparencia financiera se ha convertido en una necesidad moral y de gestión, la oficina central de activos del Vaticano, APSA, se ha convertido en un ejemplo sorprendente de solvencia y rendición de cuentas dentro de la Iglesia católica. El 28 de julio, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica publicó su informe financiero de 2024, un documento que revela no solo una ganancia récord de 62,2 millones de euros, sino también un compromiso renovado de servir a la misión espiritual de la Santa Sede mediante una gestión ética y estratégica.

Al frente de la APSA se encuentra el arzobispo Giordano Piccinotti, cuyo tono, aunque satisfecho, dista mucho de ser triunfalista. «Este no es el destino final», declaró a los medios vaticanos. «Nos estamos acercando a la producción natural del árbol, pero aún hay margen de mejora». La metáfora, tomada del huerto de cerezos de su abuelo, capta tanto la humildad como la ambición detrás de lo que él llama «uno de los mejores resultados de los últimos años». Las cifras son impresionantes. Un superávit de más de 62 millones de euros representa un aumento significativo respecto a los 46 millones del año pasado, lo que permite a la APSA contribuir con 46,1 millones de euros a cubrir las necesidades presupuestarias de la Curia Romana, un aumento notable respecto a los 37,9 millones aportados en 2023. Esta contribución incluye una transferencia fija de 30 millones y una parte variable vinculada al superávit del año. En la práctica, la APSA contribuye a sostener las operaciones cotidianas de la Santa Sede, desde los salarios hasta los servicios esenciales, reforzando así su papel no solo de administrador, sino también de servidor.

Establecida en 1967 por el Papa Pablo VI, la APSA fue concebida como un órgano financiero profesional del Vaticano, encargado de gestionar tanto activos muebles (como valores y fondos) como bienes inmuebles. Sin embargo, su papel ha crecido considerablemente en los últimos años, especialmente tras los trastornos de la pandemia de COVID-19, que obligó a la administración a adoptar un enfoque más dinámico y basado en propuestas. En lugar de vender activos de la Iglesia o depender únicamente de la austeridad, APSA optó por generar valor mediante una renovación estratégica, arrendamientos transparentes y una gestión profesionalizada de las inversiones.

Gran parte del éxito financiero de este año se debe a inversiones perfectamente sincronizadas. En marzo y abril, APSA implementó reformas asesoradas por el Comité de Inversiones del Vaticano, reasignando su cartera a «Cuentas Administradas Separadas» (fondos personalizados propiedad exclusiva de la Santa Sede). Esto le permitió a la institución vender en los picos del mercado y reinvertir en los mínimos, logrando una rentabilidad del 8,51% y obteniendo 10 millones de euros más que el año anterior. Piccinotti lo define como resultado de «visión y oportunidad», pero también enfatiza que se logró mediante una estructura que respeta los estándares éticos y la trazabilidad.

En el sector inmobiliario, los resultados se mantuvieron estables en 35,1 millones de euros, gracias a un delicado equilibrio entre el aumento de los ingresos por alquiler en Italia y el aumento de los costos de mantenimiento. APSA gestiona actualmente más de 4200 propiedades solo en Italia, incluyendo más de 1300 para uso residencial y casi 400 espacios comerciales. A nivel internacional, la administración opera a través de filiales en el Reino Unido, Francia, Suiza e Italia. A pesar de los persistentes rumores en los medios, APSA no ha externalizado la gestión inmobiliaria a empresas externas como Tecnocasa. «Ellos presentan los apartamentos y organizan visitas», aclara Piccinotti, «pero todos los contratos, todas las decisiones, son responsabilidad de APSA».

Quizás el elemento más significativo del informe no sean las cifras, sino la filosofía que las sustenta. APSA no se considera una entidad que busca maximizar los beneficios, sino una institución al servicio de la Iglesia. Alrededor del 40 % de sus recursos humanos se dedica a lo que Piccinotti denomina «trabajo para otros»: apoyar a diversas instituciones eclesiásticas, desde dicasterios vaticanos hasta embajadas papales, con la contabilidad y el mantenimiento de las propiedades.

De cara al futuro, APSA ya está invirtiendo en el futuro ecológico de la Iglesia. Entre los proyectos con visión de futuro destacados en el informe de 2024 se encuentra «Fratello Sole», una iniciativa agrovoltaica en marcha en Santa Maria di Galeria. El lugar, visitado personalmente por el Papa León XIV en junio de 2025, albergará un parque de energía solar integrado con el uso de tierras agrícolas, un modelo de transición verde que el Vaticano espera replicar en otros lugares.

El equilibrio que la APSA pretende alcanzar no es solo financiero, sino también espiritual: demostrar que la eficiencia y la integridad, la misión y la gestión, pueden coexistir. El presupuesto de 2024 se erige como una respuesta discreta pero firme a décadas de sospecha sobre las finanzas del Vaticano. No borra los errores del pasado, pero señala un camino donde la competencia sirve a la comunión y donde los recursos materiales de la Iglesia, sabiamente gestionados, pueden seguir alimentando su testimonio inmaterial.

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Redacción Zenit

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