(ZENIT Noticias / Cascavel, Brasil, 07.11.2024).- Recientemente, el arzobispo José Mário Scalon Angonese, de Cascavel, desató una ola de críticas tras calificar de «medieval» la práctica de recibir la comunión en la boca. Durante una celebración eucarística en la parroquia Nossa Senhora Consolata en Cafelândia, Paraná, el arzobispo comentó que era «escandaloso» que los ministros administraran la comunión de esta manera, sugiriendo que los adultos deberían recibir la comunión en la mano, como, según él, «enseñaba el Concilio Vaticano II».
Estos comentarios provocaron fuertes reacciones de los fieles católicos de todo Brasil, que recurrieron a las redes sociales para compartir el vídeo de los comentarios del arzobispo, calificándolos de engañosos e incluso «escandalosos». Los críticos destacaron que el Vaticano II, de hecho, no ordenó la comunión en la mano ni desaconsejó la recepción en la lengua, una práctica profundamente arraigada en la historia de la Iglesia y que todavía hoy es ampliamente aceptada.
Las redes sociales y la respuesta de la Iglesia
Tras la reacción negativa, el video fue rápidamente eliminado de la página de Facebook de la parroquia, mientras que la Arquidiócesis publicó una declaración en defensa del Arzobispo Angonese. En la declaración, los sacerdotes locales alineados con el Arzobispo argumentaron que sus palabras habían sido sacadas de contexto. Sin embargo, los usuarios de las redes sociales han seguido cuestionando la eliminación, y algunos se preguntan por qué se eliminó el video si no había nada controvertido que ocultar. La Arquidiócesis también deshabilitó los comentarios en su publicación de Instagram relacionada con el incidente, lo que avivó aún más las críticas de censura dentro de la Iglesia.
Las enseñanzas históricas de la Iglesia y los derechos de los fieles
Esta controversia subraya un problema más amplio dentro de la Iglesia Católica con respecto a los derechos de los fieles. Los documentos de la Iglesia, como “Redemptionis Sacramentum”, enfatizan que los fieles tienen el derecho fundamental de elegir cómo recibir la Comunión, ya sea en la boca o en la mano, dependiendo de las costumbres regionales y con la orientación pastoral adecuada. Además, la Congregación para el Culto Divino ha expresado anteriormente su preocupación por cualquier restricción que impida a un cristiano fiel recibir la Comunión de una manera preferida y legítima, subrayando que tales negaciones constituyen una grave violación de sus derechos fundamentales bajo la ley de la Iglesia (CIC 213).
Equilibrar la tradición con la catequesis moderna
En su declaración de apoyo al Arzobispo, los sacerdotes locales hicieron referencia a “Christus Dominus”, un decreto del Vaticano II que destaca el deber episcopal de comunicar la doctrina cristiana en formas adecuadas a los tiempos. Argumentaron que los comentarios del Arzobispo Angonese reflejan su «enfoque catequético y familiar» para llegar a las audiencias modernas, aunque aclararon que no estaba afirmando que la Comunión en la boca sea inadmisible.
Sin embargo, muchos siguen siendo escépticos y señalan que las declaraciones que descartan prácticas de larga data como «medievales» pueden socavar el respeto por las expresiones tradicionales de fe. Para estos católicos, tales expresiones no son simplemente reliquias del pasado, sino prácticas significativas que profundizan su reverencia por la Eucaristía.
Un creciente debate sobre la sinodalidad y la autoridad en la Iglesia
Este incidente también pone de relieve las preocupaciones sobre la naturaleza sinodal de la Iglesia moderna, donde se fomenta el diálogo abierto, pero donde algunos sienten que se están marginando ciertas voces. Los críticos argumentan que la verdadera sinodalidad debería dejar espacio para el disenso constructivo, especialmente cuando los líderes de la Iglesia abordan elementos centrales de la fe y el culto.
Mientras la Iglesia global continúa navegando por las complejidades de defender la tradición mientras aborda las necesidades pastorales contemporáneas, este incidente en Cascavel sirve como un duro recordatorio del diálogo en curso, a menudo polémico, entre los enfoques catequéticos modernos y las prácticas litúrgicas consagradas por el tiempo. Por ahora, los comentarios del arzobispo Angonese han provocado una conversación nacional sobre el equilibrio entre tradición y adaptación, que probablemente resonará mucho más allá de las fronteras de Paraná.
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