(ZENIT Noticias / Roma, 11.11.2025).- En una de sus primeras innovaciones estructurales dentro del Vaticano, el Papa León XIV nombró al sacerdote agustino nigeriano Edward Daniang Daleng como vicerregente de la Prefectura de la Casa Pontificia, un cargo de nueva creación por el propio Papa y no previsto en la constitución apostólica Praedicate Evangelium. El nombramiento, anunciado el 10 de noviembre de 2025 por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, refleja tanto la confianza del Papa en la Orden de San Agustín como su intención de ampliar el alcance geográfico y cultural de sus colaboradores más cercanos.
La Prefectura de la Casa Pontificia, un organismo pequeño pero estratégico dentro del Vaticano, se encarga de coordinar las actividades no litúrgicas del Papa: audiencias, visitas oficiales, retiros espirituales de la Curia y la organización tanto de la Capilla Papal como de la Familia Pontificia. Es, en esencia, la oficina que garantiza el ritmo diario de los encuentros del Papa con el mundo: un puente entre el protocolo y la pastoral.
Durante más de una década, la Prefectura ha estado dirigida por Monseñor Leonardo Sapienza, una figura discreta pero influyente, a menudo visto junto al Papa. El Padre Daleng servirá ahora directamente bajo su mando, asumiendo el cargo de Vicerregente, una función que, según se dice, el Papa León XIV introdujo para fortalecer la coordinación y la continuidad dentro de esta oficina crucial.
Nacido en 1977 en Yitla’ar, en el estado de Plateau, Nigeria, Daleng ingresó en la Congregación de los Agustinos en 2001, durante el liderazgo del entonces Prior General Robert Francis Prevost, quien más tarde se convertiría en prefecto del Dicasterio para los Obispos y cardenal. Tras su profesión solemne en 2004 y su ordenación en 2005, Daleng cursó estudios avanzados en Roma, obteniendo un doctorado en teología moral por la Academia Alfonsiana en 2012. Su trayectoria dentro de la orden se ha caracterizado por su compromiso internacional: fue Consejero General para África y posteriormente Procurador General, gestionando las relaciones de la orden con la Santa Sede.
En una entrevista de 2024, Daleng habló con afecto sobre la larga relación del Papa León XIV con la Iglesia africana. «Lleva a África en su corazón», dijo, recordando cómo el futuro Papa había visitado en múltiples ocasiones misiones agustinas africanas, incluyendo una importante visita a Nigeria en 2016 durante el capítulo general de mitad de mandato de la orden. «Escucha a África no como un proyecto, sino como parte viva de la Iglesia».
Esa sensibilidad hacia el Sur Global parece estar moldeando el papado de León XIV. El nombramiento de un teólogo nigeriano para un puesto tan cercano a la persona papal refleja un esfuerzo deliberado por integrar voces no europeas en los más altos niveles de la gobernanza vaticana, algo que se solicitó reiteradamente durante las consultas sinodales de los últimos años.
La Prefectura de la Casa Pontificia tiene una historia singular. Tradicionalmente dirigida por prelados de Italia o Europa Central, cobró notoriedad pública en la década de 2000 bajo el arzobispo Georg Gänswein, quien combinó el cargo de prefecto con el de secretario personal de Benedicto XVI. Tras las tensiones con el papa Francisco que llevaron a la destitución de Gänswein en 2023, monseñor Sapienza asumió discretamente el liderazgo, manteniendo la Prefectura estable pero con una estructura ágil. El nuevo cargo de vicerregente sugiere que el papa León XIV desea una estructura más dinámica, capaz de adaptarse a una agenda papal más apretada y a un renovado énfasis en el encuentro personal.
Si bien el nombramiento de un clérigo puede parecer un mero trámite administrativo, dentro del complejo ecosistema del Vaticano reviste un gran peso simbólico. La Prefectura es la puerta de entrada a la presencia papal: todo embajador, obispo o jefe de Estado que se reúne con el Papa pasa por su meticulosa organización. Confiar parte de esa responsabilidad a un agustino nigeriano no solo representa un gesto de confianza, sino una redefinición de la cercanía: un reconocimiento de que la universalidad comienza con la representación.
La identidad agustina del padre Daleng también guarda una profunda resonancia con la propia trayectoria de León XIV como miembro de la misma orden. Ambos comparten un linaje espiritual que valora la interioridad, la comunidad y la incesante búsqueda de la verdad. Quizás no sea coincidencia que la primera reforma estructural del Papa en el Palacio Apostólico involucre a alguien de su propia tradición, formado en la misma escuela de pensamiento que moldeó su visión teológica y pastoral.
Observadores en Roma señalan que el nombramiento de Daleng también continúa una tendencia en los inicios del gobierno de León XIV: combinar la fidelidad a la tradición con una discreta innovación institucional. La creación del cargo de Vicerregente no altera el equilibrio existente, sino que lo fortalece, proporcionando lo que un funcionario del Vaticano describió como «un ritmo de colegialidad dentro de la cercanía».
A sus 48 años, Daleng pertenece a una generación de clérigos africanos cuya formación ha sido tanto local como cosmopolita: arraigada en vibrantes comunidades cristianas y perfeccionada en las academias de Roma. Su experiencia en teología moral, aunada a su trayectoria administrativa a nivel internacional, lo posiciona de manera idónea para interpretar la agenda papal en términos humanos, no burocráticos.
Para muchos dentro de la Curia, su llegada representa una evolución sutil pero significativa: un Vaticano donde la diversidad cultural no es un complemento, sino un recurso; donde la cercanía al Papa ya no implica uniformidad de origen, sino unidad de misión.
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