CIUDAD DEL VATICANO, 24 octubre 2001 (ZENIT.org).- Los católicos de rito oriental quieren ser un puente hacia la unidad entre la Iglesia de Roma y las Iglesias ortodoxas, con las que comparten liturgia y tradición, han asegurado dos grandes representantes de estas comunidades cristianas presentes en el Sínodo de los obispos.

Este martes, Su Beatitud Gregorio III Laham, patriarca de Antioquía de los greco-melquitas y el cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor de Lvov (Ucrania), se encontraron con los periodistas para explicar la situación de sus Iglesias y los eventuales pasos sucesivos tras el Sínodo de los obispos.

El patriarca Gregorio, cuya sede está en Damasco, se mostró muy satisfecho por la acogida que el Sínodo ha reservado a los católicos de rito oriental (tienen el mismo origen que los ortodoxos, pero están en comunión con Roma) y notó una cierta voluntad de «escuchar la voz de este pequeño rebaño oriental».

En el encuentro, se afrontó la cuestión de las relaciones entre la Iglesia católica y la Ortodoxa, que ha recibido un impuso decisivo en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II.

Gregorio III anunció que ha escrito una carta, distribuida a todos los participantes en el Sínodo, en la que lanza la iniciativa de reforzar la relación entre las iglesias católicas en Medio oriente, Este de Europa e India, con el objetivo de realizar una total unidad entre ellas con Roma.

«El Sínodo no acaba en Roma --dijo el patriarca--, queremos caminar juntos en el tercer milenio».

El cardenal Husar, quien tiene por referente ortodoxo al patriarca de Moscú, Alejo II, se mostró algo más pesimista, afirmando que «el paso del oído al corazón puede ser más largo y dificultoso de cuanto se pueda imaginar».

Husar dijo sentirse bastante desilusionado «por la postura del patriarca de Moscú que sigue hablando de los "uniatas" (nombre despectivo que utilizan algunos ortodoxos para dirigirse a los católicos de rito oriental como de un "problema"».

El patriarca ruso se opuso de hecho de manera tajante a la visita que el Papa realizó a Ucrania el pasado mes de junio.

Según el cardenal ucraniano, «cuanto más cercanos estamos a la solución del problema entre Iglesia católica y los ortodoxos, más excusas se encuentran para no llegar al acuerdo. El patriarca Alejo acusa a los católicos de rito oriental de usar violencia contra los ortodoxos, pero nosotros no conocemos ningún caso de este tipo».

«Por esto le hemos pedido que nos señale al menos un caso así --concluyó--. Pero no nos ha dado ninguna respuesta».

Su Betatitud Gregorio III informó además del avance en «el diálogo entre los patriarcas y el Papa, que se está desarrollando muy bien», y recordó que «en 1998 el Santo Padre acogió en audiencia a todos los patriarcas de Oriente Medio». En aquella ocasión, el pontífice pidió ayuda para hacer aceptar mejor su ministerio petrino.

A continuación, los patriarcas elaboraron un documento de 20 páginas en el que hacen propuestas para desarrollar la relación entre las iglesias patriarcales y la sede apostólica. A este documento el Santo Padre respondió diciendo que será «estudiado con especial cuidado».

El ministerio del Papa, como Juan Pablo II reconoce en su encíclica ecuménica «Ut unum sint» es un punto decisivo para el avance del diálogo ecuménico y él mismo ha abierto un debate con las demás Iglesias para encontrar formas de su aplicación, que puedan ser aceptadas por ortodoxos, pero que no desvirtúen el mandato dejado por Cristo al apóstol Pedro.

Su beatitud Laham anunció que precisamente en los próximos 19-23 de noviembre se celebrará en Roma un congreso de las Iglesias orientales católicas, organizado por el Instituto Oriental. El argumento podría ser afrontado.