BRUSELAS, sábado, 16 mayo 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la Declaración de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) ante las próximas elecciones europeas, publicada el pasado 20 de marzo bajo el título: "Construir una mejor casa europea" y traducida ahora por la Conferencia Episcopal Española.

Construir una mejor casa europea

Declaración de los obispos de la COMECE ante las elecciones para
El Parlamento europeo de 4-7 de junio de 2009

Las elecciones europeas: Una oportunidad para construir una Europa mejor

Después de 64 años de desarrollo pacífico, y a los 20 años de la caída del Telón de acero, que puso término a la división del continente, el proceso de integración europea merece ser apreciado, a pesar de algunas lagunas. Por este motivo, los Obispos de la COMECE apoyamos y promovemos la Unión Europea como proyecto  de esperanza para todos los ciudadanos.

Incluso en este tiempo de incertidumbres debidas a la crisis financiera y económica, la Unión Europea ha demostrado que es una casa segura que se esfuerza por preservar la estabilidad y la solidaridad entre sus miembros. Hoy, en 2009, la Unión Europea tiene la capacidad  y los medios para responder a los retos más urgentes y apremiantes de nuestro tiempo.

Participando en la elección del Parlamento Europeo, todos los ciudadanos tienen la posibilidad de contribuir  al desarrollo y a la mejora de la Unión Europea.        

La participación en las elecciones: un derecho y una responsabilidad

La Iglesia católica ha apoyado desde el principio el proyecto de integración europea y continúa apoyándolo hoy. Todo cristiano tiene, no solamente el derecho, sino también la responsabilidad de comprometerse activamente en este proyecto ejerciendo su derecho de voto.

La participación de los cristianos es esencial para redescubrir  el "alma de Europa" que es vital  para responder a las necesidades fundamentales  de la persona humana y para el servicio del bien común.

El Parlamento Europeo, a través de sus poderes y sus competencias (que serán todavía reforzadas cuando concluya el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa), debe contribuir a responder a estas aspiraciones y objetivos.

Lo que esperan los cristianos del Parlamento Europeo    

Los principios fundamentales de toda sociedad son la dignidad humana, la promoción del bien común. Por este motivo, estos principios deben encontrarse en el corazón mismo de todas las políticas del a Unión Europea.

Teniendo en cuenta el importante papel desempeñado por el Parlamento Europeo, esperamos de sus miembros que participen y contribuyan activamente en lo siguiente: 

Respetar la vida humana de la concepción a la muerte natural, como parte integrante de las legislaciones, programas y políticas de la Unión Europea en su conjunto.

Apoyar a la familia fundada sobre el matrimonio, -entendido como la unión entre un hombre y una mujer- como unidad básica de la sociedad.

Promover los derechos sociales de los trabajadores procurándoles condiciones de trabajo respetuosas de su salud, de su seguridad y de su dignidad.

Promover una gobernabilidad económica fundada en valores éticos dirigida a un desarrollo humano duradero, en el seno de la Unión Europea y a nivel mundial.

Promover la justicia en las relaciones de la Unión Europea con los países en vías de desarrollo mediante una asistencia financiera y unas relaciones innovadoras.

Demostrar la solidaridad mediante la elaboración de políticas de ayuda para con los más débiles y más necesitados en nuestra sociedad (en particular, los discapacitados, los que demandan asilo, los inmigrantes).

Proteger la Creación mediante la lucha contra el cambio climático y animando a tener un estilo de vida basado en la moderación.

Promover la paz en el mundo  mediante una política exterior de la Unión Europea coordenada y coherente.

Iluminados y guiados por la enseñanza de Cristo, los cristianos están dispuestos y deseosos de contribuir a la satisfacción de estas aspiraciones, en el espíritu de la declaración de Su Santidad el Papa Juan Pablo II: "La inspiración cristiana puede transformar la integración política, cultural y económica en una convivencia en la cual todos los europeos  se sientan en su propia casa"   (Ecclesia in Europa, 121).

Bruselas, 20 de marzo 2009 

 

+Adrianus van Luyn SBD, Presidente, Obispo de Rótterdam (Holanda)
+Reinhard Marx, Vice-Presidente, Arzobispo de Munich y Freising (Alemania)
+Gianni ambrosio, Obispo de Piacenza-Bobbio (Italia)
+Virgil Bercea, Obispo de Oradea Mare/Gran Varadito (Rumanía)
+Ferenc Cserhàti, Obispo auxiliar de Esztergom-Budapest (Hungría)
+Jozef De Kesel, obispo auxiliar de Bruselas (Bélgica)
+Nikólaos Fóscolos, Arzobispo de Atenas (Grecia)
+Fernand Franck, Arzobispo de Luxemburgo (Luxemburgo)
+Adolfo González Montes, Obispo de Almería (España)
+Mario Grech, Obispo de Gozo (Malta)
+Antón Justs, Obispo de Jeglava (Letonia)
+Egon Kapellari, obispo de Graz-Seckau (Austria)
+William Kenney, obispo auxiliar de Birmingham (Inglaterra y Gales)
+Czeslaw Kozon, obispo de Copenhague (Escandinavia)
+Christian Kratz, obispo auxiliar de Estrasburgo (Francia)
+Vaclav Maly, obispo auxiliar de Praga (República Checa)
+Peter a. Moran, obispo de Abeerdeen (Escocia)
+Rimantas Norvila, obispo de Vilkaviskis (Lituania)
+Christo Proykov, Exarca Apostólico de Sofía (Bulgaria)
+Frantisek Rabek, obispo de las Fuerzas Armadas (Eslovaquia)
+José Amandio Tomás, obispo coadjutor de vila Real (Portugal)
+Noel Treanor, Obispo de Down and Connor (Irlanda)