PÖCKING, lunes 11 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI ha enviado personalmente sus condolencias a la familia del archiduque Otto de Habsburgo, según ha informado la familia en una nota de prensa.

El Papa envió el pasado sábado un telegrama al hijo mayor de Otto de Habsburgo, el archiduque Karl, en el que expresa su cercanía a la familia “en esta hora de tristeza, en su pérdida dolorosa”.

El Pontífice quiso reconocer el legado que deja a Europa el difunto heredero de los Habsburgo: “En su larga y plena vida, el Archiduque Otto fue testigo de la realidad cambiante de Europa”, afirmó.

“Confiando en Dios y siendo consciente de su importante herencia, él fue un europeo comprometido que incansablemente trabajó por la libertad, la unidad de los pueblos y por la justicia en este continente”.

“Que el Señor le recompense por sus diversas obras y le dé la plenitud de la vida en su reino celestial”, desea finalmente Benedicto XVI a la familia, a la que envía su bendición apostólica.

El archiduque Otto de Austria, hijo del último emperador del Imperio Austrohúngaro, falleció el pasado 4 de julio en su domicilio familiar de Pöcking (Alemania), a la edad de 98 años.

Nacido en Austria en 1912, hijo del emperador Carlos I y sobrino nieto de Francisco José, a la edad de 4 años fue jurado como heredero del Imperio Austrohúngaro. Tras la primera guerra mundial, con la desmembración de Austro-Hungría, la familia imperial tuvo que exiliarse a la isla de Madeira, donde el emperador Carlos falleció de pulmonía.

Como heredero en el exilio, el archiduque Otto trabajó siempre por la libertad de Europa, especialmente durante la segunda guerra mundial, y tras la caída del Telón de Acero sobre los pueblos que antes habían pertenecido a la corona imperial.

Posteriormente, renunciando a su posición de heredero al trono, dedicó su vida y acción política a la construcción de la Unión Europea, como diputado del Parlamento Europeo durante veinte años, y como miembro del Partido Popular Europeo, que llegó a presidir.

Nunca ocultó sus convicciones católicas ni su lucha a favor del reconocimiento de las raíces cristianas de Europa. Sus hijos han seguido sus pasos en la política Europea.

El 3 de octubre de 2004, poco antes de su propia muerte, el papa Juan Pablo II beatificaba al padre de Otto de Habsburgo, el emperador Carlos, de quien siempre fue admirador. ZENIT publicó con aquella ocasión una entrevista al archiduque Otto, (www.zenit.org/article-12032?l=spanish,realizada por la agencia Veritas), en la que éste expresaba su concepción de libertad religiosa y de la necesidad del reconocimiento de la presencia de Dios en la vida pública.

Para saber más: www.zenit.org/article-30761?l=spanish.