LES COMBES, 17 julio (ZENIT.org).- En torno a las diez de la mañana de este lunes, Juan Pablo II salió de paseo en coche para disfrutar de un día, esta vez soleado, de descanso en las montañas, en compañía de sus colaboradores y amigos. Se cumple así la primera semana de descanso del pontífice en los Alpes italianos, en la que, a excepción del domingo en que se encontró con unos cinco mil peregrinos, no ha dejado ni un solo día de salir de excursión.
¿Esta descansando el Papa en estos días de vacaciones? Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, uno de los pocos que acompañan en estos días al obispo de Roma, ha querido responder a esta pregunta que le ha planteado «Radio Vaticano». «Yo diría que sí. Desde el primer día el Santo Padre ha subido a la montaña. Todos los días ha salido de excursión: el Papa ha caminado y, como siempre, ha encontrado también el tiempo para rezar y leer. Está muy relajado y todavía le queda casi una semana. Por el momento, diría que todo va bien».
Pasión por la montaña
En la primera semana, el clima no fue muy bueno. Ahora bien, esto no desalienta al Papa, añade Navarro-Valls. «El Papa tiene a sus espaldas una larga historia de "montañero" y conoce bien el ambiente. Los imprevistos cambios climáticos son propios de la montaña. Hace unos días, en una misma mañana, vimos copos de nieve, algo de granizo y, después, un sol estupendo. El Papa estaba encantado con estos cambios».
A los habitantes y turistas del lugar, las autoridades les han pedido que respeten el descanso del Santo Padre y que eviten molestarle. «Creo que el Papa está feliz al ver, por una parte, la discreción de la población y de los turistas y, por otra, las manifestaciones de cariño que todos los días le hace la gente cuando regresa a su casa tras la excursión. El otro día, por ejemplo, mientras caminábamos por una senda a 2.300 metros de altura, una pareja de excursionistas nos adelantó. Ni siquiera se detuvieron, le saludaron y le dijeron: "Buenos días, Santo Padre". Se veía claramente el deseo de no disturbar de ningún modo esa intimidad buscada por el Papa en sus pocos días de vacaciones».
Lecturas
El portavoz vaticano no ha querido revelar los autores de los libros que está leyendo el pontífice en estos días «para no hacer publicidad gratuita...». «Puedo decir --añade-- que los libros son sobre temas de literatura, historia, filosofía y teología. El Papa lee a los autores en el idioma original y, por tanto, se puede ver que lee en alemán, en español, en italiano, en francés. Eso sí, puedo asegurar que se ha traído muchos libros».
Navarro-Valls explica que la lectura es también un gran descanso para Juan Pablo II. «Dedica la mañana para el paseo más largo, pero mientras estamos todavía en la montaña, en la tarde, lee una hora y media o casi dos. Al regresar a casa hace lo mismo: tras sus oraciones, retoma los libros --de hecho la luz de su habitación se apaga tarde--. En el fondo, no hace más que aprovechar la oportunidad que le ofrecen las vacaciones, pues por desgracia durante el año no puede dedicar todo este tiempo a la lectura».
Con el pensamiento en las negociaciones de paz
En estos días, el Papa trata también de seguir los grandes acontecimientos de la actualidad. El portavoz vaticano, en un encuentro que tuvo ayer con la prensa, afirmó que el Papa está preguntando por la evolución de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos que tienen lugar en Estados Unidos y reza particularmente por su buen resultado.
El caso Alí Agca
Navarro-Valls explicó ayer a la prensa que ni el ni el Papa piensan responder a las acusaciones que ha hecho Mehmet Ali Agca. En una carta manuscrita, escrita en una prisión de Turquía, Agca ha escrito: «Querido hermano Papa, ¡dimite! No puedes permanecer en el vértice de una institución que es el centro del demonio y el basurero de la historia. Hermanos católicos, os amo, pero debéis abandonar el Vaticano que ha cambiado el tercer secreto de Fátima y ha organizado el asesinato del pontífice». El portavoz reveló que Juan Pablo II escribió personalmente hace menos de dos meses al presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, para pedir un gesto de clemencia para quien trató de asesinarle en 1981, quien descontaba la cadena perpetua en las cárceles italianas.
«Creo que no tengo que comentar estas afirmaciones para no ayudar a Alí Agca en su campaña de autopublicidad», dijo el portavoz vaticano ayer en un encuentro informal con los periodistas. Aclaró que al pedir el indulto para el terrorista turco Juan Pablo II no soñaba con aclarar la verdad. «Era más bien una actitud de perdón, pues si en todos estos años la verdad no ha podido esclarecerse...». Navarro-Valls ha subrayado en varias ocasiones que al pedir clemencia para el ex lobo gris así como para otros detenidos de las cárceles de todo el mundo, el pontífice nunca ha tratado de entrometerse en la autonomía de los Estados. «Los Estados deben decidir de manera autónoma --añadió ayer--, el pontífice ha querido sólo comunicar su propio estado de ánimo, sin pedir ni exigir nada al Estado italiano».
Alí Agca está descontando en Turquía una condena de diez años por un asesinato y todavía tiene que responder ante la justicia de su país por acusaciones de otros delitos.
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Jul 17, 2000 00:00