EL BURGO DE OSMA, 17 julio (ZENIT.org).- Como cada verano desde hace 15 años, el pasado fin de semana tuvo lugar una nueva edición del Multifestival David, un encuentro que, en este tiempo, ha conseguido alcanzar la fórmula que hace posible conjugar arte y fe hasta límites insospechados.
En la edición de este año, celebrada en El Burgo de Osma (Soria), más de un millar de participantes de todo el planeta, entre niños, jóvenes, matrimonios, consagrados y sacerdotes han explorado juntos la cultura y la creatividad, encontrando un camino a través de la vida, con Dios en el corazón.
Como han señalado Luis Alfredo y Montserrat, pioneros del «David», «llevamos 15 años integrando todo tipo de arte, desde el rock hasta el mimo, desde el cuentacuentos a la pintura o las instalaciones». El certamen de este año, que como el pasado se celebró en el seminario de El Burgo de Osma, se estructuró en diversos talleres (cuentacuentos, papiroflexia, reflexión, oración continuada, batería, cantos para la alabanza, mimo, bailes de salón, teatro), a lo que hay que sumar la ingente cantidad de actuaciones que tuvieron lugar tanto en el salón de actos del seminario como en la propia catedral o en un escenario habilitado en la zona de tiendas de campaña.
Artistas de la talla de John Michael Talbot (tres millones de discos vendidos en Estados Unidos), Alborada, Joseph Moorman, Migueli, Renacer o Warrior For Christ (guerreros por Cristo, un grupo de jóvenes raperos alemanes, premio al mejor artista de música cristiana de 1999) pasaron por los distintos festivales destilando su música, que para nada tiene que envidiar –al menos en cuanto a ritmo y producción– a los artistas que triunfan en el mercado.
Además, en el claustro del seminario se sucedieron distintas exposiciones, entre las que destacaron la aportada por el Centro Español de Sindonología sobre la Sábana Santa de Turín o la macrosíntesis de la historia de la Iglesia, así como distintos cuadros o esculturas de otros artistas.
Pero, fundamentalmente, los encuentros del David lo que pretenden es «que cada uno de nosotros pueda ser cristiano siempre, haga lo que haga. Que se puede evangelizar desde la música, desde el arte, desde la profesión que cada uno tenga. Lo importante es que esta tarea no es flor de un día, sino que conlleva toda una vida».
Así, Luis Alfredo entiende que este tipo de festivales, donde se reúnen jóvenes y no tan jóvenes, laicos y consagrados, hombres y mujeres de todos los rincones del mundo, sólo se pueden vivir «ofreciendo un arte con tres «pes»: producto (siéntate y recibe), proceso (explora el mundo y a ti mismo a través de él) y participa (intégrate, tú puedes hacerlo, te toca a ti)».
El domingo tuvo lugar, en la plaza de la catedral, una eucaristía que presidió el obispo de Osma-Soria, Francisco Pérez, quien invitó a todos a presentar su identidad cristiana en todos los ámbitos de la vida, y a que el espíritu que mueve el «David» alcance todos los rincones posibles.
Tras dos años seguidos en El Burgo de Osma, la próxima edición del Multifestival David se trasladará a Tortosa (Tarragona). Su obispo, Javier Salinas, ha destacado que «el Multifestival nos invitará una vez más a expresar la fe en la cultura de nuestro tiempo, a afrontar el gran reto del momento presente: el logro de una fe que se hace cultura, de una síntesis viva entre el Evangelio y los valores de la vida cotidiana».