«El embargo impuesto por Estados Unidos, desde mi punto de vista, ha agotado su legitimidad moral y debería ser finalmente abandonado», afirmó el purpurado estadounidense en un pronunciamiento hecho público por la Conferencia Episcopal.
El cardenal aplaudió los recientes esfuerzos del Congreso para aliviar las restricciones y favorecer la venta de alimentos y medicinas a Cuba. «Independientemente de las motivaciones de algunos de sus miembros para tratar de poner fin a las restricciones en la venta de comida y medicinas a Cuba –afirma–, todas las medidas que sirvan para aliviar la injusta escasez actual de alimentos básicos y medicinas para los cubanos, especialmente los pobres, deben ser alabadas», afirmó.