ROSSANO, 11 mar 2001 (ZENIT.org).- La Institución Teresiana en esta ciudad presenta hoy el rostro sin arrugas de la Iglesia, dijo el arzobispo de Rossano, monseñor A. Cassone durante la eucaristía de celebración de los cincuenta años de presencia de la asociación en este centro agrícola y comercial, abierto al mar Jonio, de la región italiana de Calabria.
Para el acontecimiento se desplazó la representante de la directora general, María Luz Renuncio, consejera de Gobierno de la Institución Teresiana (IT), presente en 30 países. Mari Luz Renuncio animó a los cuatrocientos asistentes, amigos, familiares, colaboradores y miembros de la asociación, a responder a los desafíos que hoy presenta la ciudad.
En estos 50 años, los miembros de la IT han preparado a generaciones de jóvenes maestros y maestras, y también mujeres en trabajos domésticos y de corte y confección, que han renovado el tejido social de la ciudad. En la celebración, del pasado domingo, 4 de marzo, tanto el actual alcalde como gran parte de quienes desempeñan puestos de responsabilidad en la ciudad habían pasado por las aulas de los dos centros creados por la diócesis, uno en la postguerra, en una ciudad destruida por la carestía, el de magisterio, y más tarde cuando cambiaron las necesidades, el técnico femenino. El arzobispo, recién llegado a la ciudad en el año 1950, monseñor Giovanni Rizzo, comprendió muy pronto que la educación levantaría el nivel humano, económico y social de la zona.
Hoy, el nuevo desafío son los barrios periféricos de Rossano donde se acumula una población con graves necesidades y cuyos chavales en la calle corren el riesgo de entrar en los círculos de la delincuencia.
La Asociación de Voluntariado «Insieme», creada en el 1995 por miembros de la IT, ex alumnos de la Escuela de Magisterio y amigos, es la nueva respuesta para un Rossano mejor. La iniciativa cuenta con el apoyo económico del Ministerio del Interior, el Gobierno regional y la Arquidiócesis. A esta actividad se refería el arzobispo cuando hablaba de la colaboración de la IT en mostrar el rostro de una Iglesia sin arrugas.
El proyecto se dirige a niños en edad escolar a los que ofrece clases de recuperación y actividades recreativas. Para jóvenes adolescentes, la oferta es de talleres de cerámica, educación sexual y dos educadores de calle que acompañan a los chicos por el barrio y contactan con otros que no asisten al centro. Además un curso de corte y confección responde a las necesidades de las mujeres del «Gran Sasso», nombre de la zona donde está este «Centro Educativo de Barrio» dirigido por la asociación «Insieme».
Las actividades del proyecto son llevadas a cabo por 16 agentes sociales y educativos y 34 voluntarios, entre ellos, un grupo de jóvenes alumnos de los institutos de enseñanza media de Rossano. Estos jóvenes se preparan a su actividad social y educativa en el barrio con cursos previos de voluntariado.
«Gracias por haberme dado esta oportunidad», dijo emocionada una de las alumnas del taller de corte y costura al dirigirse a los participantes en la conmemoración. Para esta joven, una cosa tan sencilla le abre las puertas a un empleo y a la posibilidad de mirar al mañana con más esperanza.
