VIENA, 19 mar 2001 (ZENIT.org).- En estos momentos en los que Macedonia está desestabilizando la frágil paz alcanzada en los Balcanes, los obispos católicos de todos los países implicados se han reunido en Viena para analizar la situación y ofrecer una repuesta cristiana conjunta.
«Nuestra intención al organizar esta reunión –dice el arzobispo Noel Treanor, secretario de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE)– fue hacer una lectura de la historia de los últimos años de estas regiones balcánicas para ver cómo las Iglesias locales, tanto Conferencias Episcopales como organizaciones católicas activas en el territorio– pueden contribuir a promover la justicia y la reconciliación. Sin estas condiciones, como ya han recordado numerosos pontífices, no hay condiciones de hecho para una paz duradera».
En el encuentro, que tuvo lugar entre el 14 y el 15 de marzo, en la capital austríaca, se reflexionó sobre «Reconciliación y estabilidad en el sudeste europeo». Ha sido convocado por el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y la COMECE.
Cuando ceden los puntos fuertes del poder y se desdibuja el tejido social, la Iglesia es de las poquísimas instancias que puede ayudar aunque no pueda impedir la guerra, constató el cardenal Christoph Schönborn, al acabar el encuentro en el que participaron los presidentes de las Conferencias Episcopales balcánicas, es decir los de Eslovenia, Croacia, Bosnia, Albania y Federación Yugoslava.
Es el primer encuentro de este tipo centrado en el papel de los católicos en zonas de crisis o que estuvieron en crisis.
En el comunicado final, se habla de exigencia de que las Iglesias hagan un mayor esfuerzo en su compromiso por la solidaridad y la paz. Al mismo tiempo, se pide que las instituciones internacionales, empezando por la Unión Europea y el Pacto de Estabilidad para los Balcanes, tomen mayor conciencia de la contribución que las Iglesias están dando ya o pueden dar.
Además, en el encuentro se han señalado dos elementos cruciales para el compromiso de los católicos en esta región. En primer lugar, la colaboración con las otras iglesias cristianas, entre las que obviamente está la ortodoxa, pero también con la comunidad islámica. Una colaboración indispensable para construir la paz y el bienestar.
El segundo elemento crucial es el de un mayor compromiso por la formación democrática de los ciudadanos de los países marcados todavía por largos decenios de socialismo real.
Se ha aludido también a los medios de comunicación y los temas tratados serán debatidos y traducidos en una propuesta escrita en Estrasburgo el mes de abril próximo en el curso de la asamblea del CCEE.
Hay que señalar las intervenciones del arzobispo de Belgrado, Franz Perko –que mencionó el no siempre fácil diálogo con los ortodoxos pero que subrayó también las esperanzas para el futuro– y la del obispo de Baja Luka, Franjo Komarica, y del arzobispo Angelo Massafra, de Scutari (Albania), que han solicitado una ayuda más activa para los más pobres, empezando por los niños, los ancianos y las localidades más aisladas.