Se trata de un «ensayo» para la vuelta a la democracia que el general Pervez Musharraf ha prometido restaurar antes de octubre de 2002.
La Comisión Nacional Justicia y Paz, afiliada a la Conferencia Episcopal de Paquistán, definió como «inmoral, inconstitucional e ilógico» el sistema electoral aplicado en los comicios. El método de votación prevé que los ciudadanos elijan los propios representantes de acuerdo a la pertenencia religiosa. Las minorías no musulmanas tienen un número restringido de candidatos a elegir. Una cuota mínima, simbólica, una especie de «derecho de tribuna», que corre el riesgo de promover en el país islámico el «apartheid religioso».
También los ministros de los países de la Commonwealth, de la que Paquistán ha sido excluido tras el golpe de hace 17 meses, se han mostrado escépticos sobre la actuación de Musharraf y, el martes pasado, en un comunicado, denunciaron «las restricciones a la actividad democrática impuestas por Islamabad».