MOSCÚ, 29 mar 2001 (ZENIT.org).- En un comunicado oficial la Conferencia Episcopal Rusa ha afirmado que el tratamiento recibido por el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz, administrador apostólico de los católicos de la Rusia europea septentrional, por la agencia «Interfax» es una prueba clara de que los medios de comunicación del país todavía no son dignos de confianza.
En la entrevista –Zenit publicó algunos pasajes (23 de marzo de 2001)–, el arzobispo católico de Moscú se refería a ciertos episodios de violencia que tuvieron lugar en Ucrania a inicios de los años noventa, especialmente en la diócesis de Lvov, en el momento en el que los greco-católicos, según la ley, comenzaban a recuperar algunos templos expropiados por Stalin en 1944 y entregados a la Iglesia ortodoxa.
Kondrusiewicz explica que su punto de vista ha sido totalmente alterado por la agencia «Interfax». El prelado ciertamente condenó «los métodos violentos como medio de restablecimiento de la justicia histórica» y expresó la convicción de que «todos los problemas, incluso los ligados a la propiedad, deben ser resueltos por los cristianos por el camino de las negociaciones»; ahora bien, nunca echó la culpa de aquellos actos de violencia a los greco-católicos.
De hecho, según el arzobispo, «Interfax» censuró palabras todavía más importantes. Kondrusiewicz había añadido: «Semejantes controversias [entre greco-católicos y ortodoxos] deben resolverse en Ucrania; por el contrario, afirmaciones categóricas de personas que viven en el extranjero, en Rusia, Polonia, Italia, lo único que hacen es agravar la situación. En particular, yo no me siento autorizado a juzgar esto, pues no vivo en Ucrania y no he estado allí desde hace mucho tiempo».
Por este motivo, el arzobispo asegura que nunca dijo que «los greco-católicos, al inicio de los años noventa, devastaron tres diócesis en Ucrania occidental, adueñándose de centenares de iglesias ortodoxas».
Esta afirmación, añade Kondrusiewicz, «sumamente emotiva, parece obvia al corresponsal de «Interfax» pues está muy difundida en Rusia, pero yo no la comparto».
«Al no tener la posibilidad de seguir directamente la situación –concluye el arzobispo católico– tengo plena confianza en el testimonio de mis hermanos en el episcopado (tanto greco-católicos como católicos romanos) y comparto su posición en las negociaciones con la Iglesia ortodoxa rusa».