Rusia celebra la Navidad, símbolo del renacimiento religioso

MOSCÚ, 7 enero 2003 (ZENIT.org).- A pesar del frío polar, con temperaturas entre los 20 y 30 grados bajo cero, millones de rusos participaron en la noche entre el lunes y el martes en las celebraciones de la Navidad ortodoxa y de las Iglesias orientales.

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Abolida en 1920 por los bolcheviques, la Navidad, que se celebra el 7 de enero según el calendario juliano, vuelve a ser celebrada con entusiasmo en la Rusia postcomunista, redescubriendo antiguas tradiciones canceladas durante décadas.

Precisamente, en su mensaje de felicitación, el presidente ruso Vladimir Putin, ortodoxo, subrayó que esta fiesta es muy querida por «millones de familias» y la presentó como «fiesta de paz». El jefe del Kremlin felicitó personalmente al patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II, máxima autoridad religiosa para unos 100 millones de fieles.

Alejo II, de 74 años de edad, quien fue internado en días pasados en el hospital a causa de problemas cardíacos, presidió la liturgia de la vigilia en la basílica de Cristo Salvador, símbolo del renacimiento religioso en Rusia, construida en los años noventa en Moscú, después de haber sido destruida 60 años antes por orden de Stalin.

En su mensaje para la Navidad, el patriarca constata que «millones de nuestros compatriotas sufren grandes agobios, muchos niños son abandonados y vagan sin casa por nuestro país; jóvenes son atrapados por enseñanzas ajenas y degradándose espiritual y físicamente; el alcoholismo y la drogadicción están aumentando. No se puede ver esta realidad sin amargura».

La Iglesia ortodoxa, asegura, «está haciendo todo lo posible para ayudar a la gente a contar con un apoyo espiritual, sin el que la personal humana no puede soportar tiempos de prueba. No rechaza nunca apoyo y atención para nadie; pero al mismo tiempo recuerda que la cosa más importante en la vida –«la cosa verdaderamente necesaria»– sólo puede encontrare en los confines de la Iglesia».

«Gracias a la divina providencia, la Santa Rusia no ha perecido, y creemos que el nuevo siglo le traerá nueva prosperidad», sigue diciendo el mensaje navideño del patriarca.

En los principales lugares de culto, era importante el despliegue policial, síntoma de un país que sigue viviendo el miedo al terrorismo.

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ZENIT Staff

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