En la carta que ha dirigido a sus diocesanos invitándolos a la oración, que tendrá lugar en la Catedral de la Almudena, e purpurado recuerda que «sólo el Espíritu Santo puede inspirar las mentes de quienes gobiernan las naciones y mover su corazón, para que logren solucionar los conflictos de acuerdo con la dignidad humana. La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad, es un don de Dios. La verdadera paz la ofrece al mundo el Señor Resucitado».
El cardenal Rouco pide a los fieles que se dejen transformar por el Espíritu Santo para que borre de los corazones «cuanto pueda poner en peligro la paz» y haga a los hombres «instrumentos de paz», «testigos de la verdad, de la justicia y del amor fraterno».