CARACAS, miércoles, 18 agosto 2004 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana «Por la unidad y la paz», publicado este 17 de agosto, tras el referéndum sobre la permanencia en el poder del presidente Hugo Chávez.
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1. Realizado el Referendo Revocatorio Presidencial, los Obispos miembros de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, queremos compartir las siguientes reflexiones con el pueblo venezolano:
2. La larga jornada cívica del pasado domingo 15 de agosto y la madrugada siguiente ha marcado un hito en la historia democrática del país, al menos en dos ámbitos: la masiva participación, que derrotó la abstención tradicional en los actos electorales; y la voluntad del pueblo en ejercicio de su conciencia ciudadana y su responsabilidad soberana, y al tener que aceptar todos los mecanismos y medidas que el CNE le fue imponiendo a lo largo del mismo. Quedó demostrado con esto, ante todo, que el pueblo venezolano es honesto en su proceder y mantiene una incuestionable vocación y conducta democráticas.
3. Por otra parte, estimamos que las interrogantes y dudas que se están formulando, personal y grupalmente, acerca de los resultados emitidos, deben ser aclarados cuanto antes, de manera transparente, que genere consenso. Corresponde a los ciudadanos plantear, serena y razonadamente, su derecho de reclamación, las organizaciones cívicas y políticas canalizarlo debidamente; y al Consejo Nacional Electoral junto con la observación internacional, activar los mecanismos necesarios para despejar estas dudas, evitar su repetición en próximas elecciones previstas y así impedir que se agrave el clima de polarización y división en el cual se ha vivido en los últimos años, con su consiguiente violación de Derechos Humanos, como el de la vida, la libre expresión de ideas y opciones, etc.
4. Nuestro país tiene que ser un espacio abierto para todos, independientemente de quien haya recibido el mayor apoyo, sin excluir a la otra parte. Tenemos una nueva oportunidad para buscar la unidad y “llegar a un acuerdo de gobernabilidad entre todos los venezolanos, sin que nadie quede excluido por ideología u opción política” (CEV. Exhort. Past. “Referendo, Conciencia y Responsabilidad”, (12-7-2004, 9). Asumir los resultados electorales con la dinámica de la exclusión, en el discurso o en los hechos, amplía la división entre los hijos de una misma patria y prolonga la intolerancia y violencia políticas, que lamentablemente han vuelto a enlutar e intranquilizar a familias venezolanas.
5. El país pertenece a todos y su construcción y reconciliación es misión y tarea de todo el pueblo. Los líderes civiles y políticos, el gobierno y la oposición, deben comprender su enorme responsabilidad, evitando “enojosas confrontaciones que profundizan la acentuada polarización social, y se abstengan de toda manipulación política e ideológica, actuando conforme a la verdad” (CEV. “Referendo, Conciencia y Responsabilidad”, 11).
6. La esperanza debe animar siempre, y hoy más que nunca, al pueblo venezolano en las tareas ineludibles que se nos plantean de cara al futuro. La Iglesia es y seguirá siendo “casa y escuela de comunión”, mensajera del evangelio de la unidad y de la paz, donde todos nos podamos encontrar y, así, fortalecer los valores espirituales y morales tan necesarios en la vida diaria y en nuestra existencia como nación.
7. Por ello, exhortamos de nuevo a los fieles católicos y a todos los venezolanos a trabajar por la justicia, la libertad y la solidaridad, el respeto de la dignidad humana, el entendimiento entre todos, el destierro de la discriminación y el odio, y a abrir espacios para la convivencia, sin distinción ni sospechas, en una verdadera conversión moral y cívica.
8. Que la Santísima Virgen de Coromoto acompañe a Venezuela y nos ayude a ejercer el verdadero sentido del bien común: el servicio al hermano, en medio de la comunidad, construyendo civilidad y humanidad. Que “Dios bendiga e ilumine a todos sus ciudadanos, concediéndoles un futuro abierto al progreso y la esperanza” (Juan Pablo II).
Con nuestra afectuosa bendición.
Caracas, 17 de agosto de 2004
Mons. Baltazar E. Porras Cardozo, arzobispo de Mérida y Presidente de la C.E.V.
Mons. Ubaldo Santana Sequera, arzobispo de Maracaibo y 1er. Vicepresidente de la C.E.V.
Mons. Jorge Urosa Savino, arzobispo de Valencia y 2do. Vicepresidente de la C.E.V.
Mons. José Luis Azuaje Ayala, obispo Auxiliar de Barquisimeto y Secretario General de la C.E.V.