CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Juan Pablo II pronunciada este jueves, fiesta de los Reyes Magos (solemnidad de la Epifanía), al rezar el Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
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1. «Hemos venido a adorarle» (Mateo 2, 2). Estas palabras de los Magos, que hemos escuchado hoy en el Evangelio, son el lema de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto en Colonia. Invito a los jóvenes de Alemania y a sus coetáneos de todo el mundo a ponerse espiritualmente en camino hacia esta importante cita para descubrir en Cristo, como los Magos, el rostro de Dios.
2. La Epifanía es también la Jornada de los Niños Misioneros. Los niños son el presente y el futuro de la Iglesia. Tienen un papel activo en la evangelización del mundo, y con sus oraciones contribuyen a salvarlo y mejorarlo.
Mientras renuevo mi oración por las pequeñas víctimas del maremoto en Asia, no puedo olvidarme de los niños víctimas del hambre y de las enfermedades, de la guerra y del terrorismo, así como de los niños raptados, desaparecidos o que son explotados con motivo de viles tráficos.
3. Mi pensamiento agradecido se dirige a cuantos se comprometen en la defensa de los más pequeños, de manera particular, a la Obra Pontificia de la Santa Infancia.
«El que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» (Marcos 10,15). Que María Santísima, que hoy presenta a Cristo a las gentes, nos ayude a adorarle con espíritu de niños.
[Después de rezar el Ángelus, el Papa pronunció este saludo]
A los hermanos y hermanas de las Iglesias orientales que celebran en estos días la Santa Navidad dirijo mi cordial augurio de paz y de alegría en el Señor.
[Testo originale: Italiano]