CIUDAD DEL VATICANO, martes, 11 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha recordado en un telegrama de pésame el testimonio cristiano que ha dejado el cardenal belga Jan Pieter Schotte, secretario emérito del Sínodo de los Obispos, fallecido este lunes a los 76 años después de una breve enfermedad.
En su mensaje, el Papa reconoce que ha recibido «con gran tristeza» «la noticia de la muerte inesperada del querido cardenal»y recuerda «la fiel colaboración que prestó durante tantos años a la Santa Sede y especialmente su servicio generoso como Secretario General del Sínodo de los Obispos».
«Nos deja el ejemplo de una vida entregada a Cristo en la adhesión coherente a su vocación sacerdotal y religiosa y siempre atento a las cuestiones sociales con plena fidelidad al Evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia», afirma el pontífice.
Hospitalizado desde diciembre, el cardenal Schotte había recibido la bendición del Santo Padre de manos del sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo Leonardo Sandri, durante una visita que le hizo el viernes pasado.
Las exequias del purpurado serán presididas por Juan Pablo II el próximo 14 de enero en la Basílica de San Pedro del Vaticano. La misa será celebrada por el cardenal Joseph Ratzinger, decano del Colegio cardenalicio.
El cardenal Schotte nació el 29 de abril de 1928 en Beveren-Leie, diócesis de Brujas. Entró en la Congregación del Corazón Inmaculado de María (Misioneros de Scheut) en 1946 en Bruselas.
Ordenado sacerdote en 1952, estudió Derecho Canónico en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), de 1953 a 1956. y en la Universidad Católica de América en Washington, entre 1962 y 1963.
De 1963 a 1966 fue rector del seminario de su Congregación en Washington. De 1967 a 1972 se convirtió en Roma en secretario general de la Congregación del Corazón Inmaculado de María.
En esos años comenzó una intensa su labor al servicio de la Santa Sede. De 1972 a 1978 trabajó en la división de las Organizaciones Internacionales de la Secretaría de Estado del Vaticano.
En 1980, Juan Pablo II le nombró secretario de la Comisión Pontificia «Iustitia et Pax» al mismo tiempo fue presidente de la Comisión para las Relaciones de Trabajo del Vaticano.
Fue ordenado obispo por el mismo Papa el 6 de enero de 1984. El 24 de abril de 1985 fue nombrado secretario general del Sínodo de los Obispos. El pontífice le creó cardenal en el consistorio del 26 de noviembre de 1994. Aceptó su renuncia por razones de edad como secretario del Sínodo el 11 de febrero de 2004.
Con la muerte del purpurado belga, la Iglesia queda con 184 cardenales, de los que 120 son electores por no haber cumplido los ochenta años (64 no son electores en un posible cónclave).