Lo ha confirmado monseñor Carlos Baladrón, obispo de Guantánamo-Baracoa, en su visita realizada a la sede internacional de la asociación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
En su entrevista, monseñor Baladrón subrayó el impacto de la vista del Papa en 1998 a Cuba, que ayudó a los católicos cubanos «a ser testigos de fe en su vida cotidiana, en el trabajo, la universidad y la familia».
Constató que «hoy por hoy, mucha gente está redescubriendo sus raíces católicas» y que hay «un alto índice de participación juvenil en la vida de Iglesia».
Según el obispo, la formación, en particular, la de los jóvenes líderes laicos, representa una prioridad para la Iglesia.
Entre los problemas sociales más acuciantes, citó la desintegración de la familia, el aborto y la prostitución.