«El humor es un buen medio para evangelizar»

Habla Xosé Manuel Carballo, sacerdote e ilusionista

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SANTIAGO DE COMPOSTELA, domingo, 16 enero 2005 (ZENIT.orgVeritas).- Santiago de Compostela ha acogido este fin de semana un Cursillo de animadores organizado por la Coordinadora Interdiocesana de Pastoral Juvenil para reflexionar sobre «Humor y Evangelización».

El sacerdote e ilusionista Xosé Manuel Carballo habló de este tema convencido de que «si el humor es algo sano para la persona y estimula la alegría, la Religión está en la misma honda».

«Prefiero que me llamen ilusionista, porque soy capaz de conservar la ilusión a pesar de las campañas electorales –bromea en declaraciones concedidas a la agencia Veritas–. Todo sacerdote debe ser al menos ilusionante, estimular la ilusión, no tratando a los demás como ilusos, sino alimentando su esperanza».

El sacerdote lamenta «que quienes tenemos que hablar de la alegría, lo hacemos a veces con cara de luto, con una imagen malhumorada».

Carballo confiesa que «en el funeral de un buen humorista gallego me atreví a decir que le hacen mejor servicio al Evangelio los humoristas que algunos teólogos».

«No se trata de contar chistes en las homilías (aunque como medio de comunicación algunos lo agradecen), sino de no adoptar ese tono distante que tiene poco que ver con el humor», añade.

Según Carballo, «en la Biblia se expresa la satisfacción de Dios al ver su creación; el anuncio de «una gran alegría» que los ángeles traen a los pastores; el gozo con el que salían los que se habían acercado a Jesús con buena voluntad».

«Nosotros transmitimos una Buena Noticia, y las buenas noticias se dan con buena cara. El buen humor es un buen medio para evangelizar», asegura.

Este sacerdote de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol atiende a seis parroquias del mundo rural y le queda poco tiempo para dedicarse a la «magia»: «primero soy sacerdote, así que tengo que ser muy selectivo con mis actuaciones, pero nunca digo que «no» cuando me piden que actúe para gente de la tercera edad o para asociaciones culturales con pocos recursos».

«El hecho de que sea cura lo hace más atractivo. Alguna vez me han pedido que haga juegos cuando predique, yo siempre respondo que predico cuando hago juegos. En la actuación también transmito un mensaje y valores, y la gente es más receptiva cuando lo digo en un escenario porque no les da tiempo a abrir el paraguas. Cuando lo digo detrás del altar, la gente espera lo que voy a decir», concluye.

El sacerdote es el padrino y alma mater del Colectivo Mágico Conde de Valdemar, que agrupa a 28 profesionales, 10 en activo.

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ZENIT Staff

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