CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).- Han comenzado sus audiencias privadas con Juan Pablo II los obispos españoles que desde este lunes desarrollan su quinquenal visita «ad limina apostolorum» al Santo Padre y a sus colaboradores de la Curia Romana.
Un comunicado distribuido por la Sala de Prensa de la Santa Sede, revela que el primero en encontrarse con el pontífice ha sido monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos.
Se han visto después cara a cara con el Santo Padre monseñor Ricardo Blázquez Pérez, obispo de Bilbao; monseñor Carmelo Echenagusía Uríbe, obispo auxiliar de Bilbao; monseñor Vicente Jiménez Zamora, obispo de Osma-Soria; y monseñor Rafael Palmero Ramos, obispo de Palencia.
Un total de 74 obispos españoles –diocesanos y auxiliares– y el administrador diocesano de Jaén, realizarán este año la visita. Los obispos viajarán en cuatro turnos organizados entre hasta el 6 de marzo, según informó la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española en un comunicado.
La última visita «ad limina» de los tuvo españoles tuvo lugar en el otoño de 1997 y en el invierno de 1998.
Desde el lunes 17 al miércoles 26 se encuentran en Roma los obispos de las provincias eclesiásticas de Burgos, Pamplona, Valladolid y Zaragoza.
Del lunes 24 al domingo 30 de enero, realizarán la visita los prelados que componen las provincias eclesiásticas de Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo y Toledo; además del arzobispo castrense.
Del lunes 21 de febrero al miércoles 2 de marzo estarán en la ciudad eterna los obispos de las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona y Santiago de Compostela.
Por último, del lunes 27 de febrero al domingo 6 de marzo, les corresponde a los obispos de las provincias eclesiásticas de Granada, Sevilla y Valencia, señalaba la Conferencia Episcopal Española.
Los orígenes históricos de la visita «ad limina» datan del siglo IV, aunque fue el Papa Sixto V en 1585 quien la institucionalizó y dispuso de modo más sistemático. En la actualidad, la visita se define y precisa en los cánones 399 y 400 del Código de Derecho Canónico.
Según esta legislación de la Iglesia, los obispos diocesanos deben visitar las tumbas de los apóstoles, encontrarse con el sucesor de Pedro y presentar un informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.
«Esta es la esencia de la visita «ad Limina», cuyo significado es el de visibilizar la unidad y la comunión de los sucesores de los Apóstoles con el sucesor de San Pedro y de las Iglesias locales con la Iglesia primada de Roma», explica la Conferencia Episcopal.
El momento principal de la Visita ad Limina queda constituido por la entrevista personal que el Papa mantiene con cada uno de los obispos y la posterior audiencia y discurso papal a los distintos grupos de obispos.
En estos discursos, el Papa subraya las urgencias pastorales de las distintas Iglesias particulares. En el transcurso de la visita, los obispos han de visitar también distintos dicasterios y organismos de la Curia Romana y peregrinar a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.