Juan Pablo II subraya los valores del deporte al recibir a la Ferrari

Michael Schumacher, campeón del mundo de Fórmula Uno, sumamente emocionado

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II subrayó el carácter educativo y solidario que puede tener el deporte al recibir este lunes a los dirigentes, pilotos y técnicos de la «Ferrari», equipo campeón del mundo de Fórmula Uno.

En la audiencia participaron sus dos pilotos estrella: el alemán Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo, y el brasileño Rubens Barrichello, vestidos con traje oscuro y corbata de color rojo, como los coches del equipo de carreras.

La Ferrari aprovechó la ocasión para regalar al Santo Padre una reproducción a escala en miniatura del modelo F2004 con el que Schumacher ganó su séptimo mundial.

Tras felicitar a sus huéspedes por esta victoria, el Santo Padre consideró que estos «resultados deportivos e industriales» se deben sobre todo «al entusiasmo, fruto del espíritu de comunidad».

El Papa envió un afectuoso saludo a todos los obreros que desde la planta de la Ferrari, en Maranello (norte de Italia), seguían el encuentro en directo por televisión. El Papa visitó la Ferrari en 1988 y dio una vuelta en uno de sus coches.

«Vuestra presencia me ofrece la oportunidad de subrayar la importancia del deporte también en la sociedad actual –reconoció a continuación el obispo de Roma–. La Iglesia considera la actividad deportiva, en la que se respeten totalmente las reglas, un válido instrumento educativo especialmente para las jóvenes generaciones».

«Seguid cultivando este estilo de trabajo y haced del crecimiento constante en la solidaridad uno de vuestros principales objetivos –dijo por último–. Así difundiréis los valores del deporte y contribuiréis al mismo tiempo a construir una sociedad más justa y solidaria».

El presidente de la Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, explicó al Papa que los pilotos, mecánicos y dirigentes querían agradecerle con ese gesto la defensa que en su pontificado ha hecho de los derechos humanos, poniéndose en «el primer puesto de la parrilla de salida por la carretera de la humanidad».

Al final de la audiencia a Michael Schumacher confesó: «Es una emoción enorme, es difícil explicar lo que se experimenta. Ha sido algo realmente especial recibir el saludo del Papa. En particular, ha sido algo muy bello ver su fuerza».

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ZENIT Staff

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