MOSCÚ, miércoles, 26 enero 2005 (ZENIT.org).- «Un delito sin escrúpulos» que «nos demuestra una vez más cuanto necesita la sociedad de hoy que se proclamen los valores evangélicos»: así define el presidente del episcopado católico ruso –el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz– el asesinato del padre Jan Hermanovsky, perpetrado el jueves pasado en su parroquia de Brjansk.
El sacerdote de origen eslovaco, de 70 años de edad, perdió la vida a manos de dos maleantes que entraron en su vivienda para robar. Dos jóvenes de veinte años, sospechosos del homicidio, han sido detenidos por la policía rusa, que continúa investigando sobre el caso.
Monseñor Kondrusiewicz –al frente de la archidiócesis de la Madre de Dios de Moscú–, que conocía personalmente al padre Hermanovsky, le recuerda como «un hombre de Dios».
«Se distinguió siempre sobre todo por su empeño por la unidad de los cristianos y su particular dedicación a los pobres y marginados», le describe en declaraciones a la agencia «Fides» de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
De hecho, el propio padre Hermanovsky «distribuía la comida entre los “sin techo” en la estación de su ciudad», así que «los ladrones no habrán encontrado mucho que robar en su vivienda, ya que todo lo que poseía lo daba a los necesitados», subraya el prelado.
El sacerdote desaparecido había llegado a Italia en 1968. Estudió Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Lateranense, fue ordenado sacerdote por el cardenal Ugo Poletti en 1974 en Roma y prestó servicio en algunas parroquias antes de ser incardinado en la diócesis de Florencia en 1978, donde desarrolló numerosos encargos hasta que regresó a su patria en 1995.
Desde 1998 el padre Hermanovsky se encontraba en la Federación Rusa, donde la reconstrucción de comunidades católicas marca una gran necesidad de sacerdotes.
Al principio trabajó en la parroquia de Oriol en Moscú y en diciembre del 2001 fue enviado a la ciudad de Brjansk con la tarea de rehacer la antigua parroquia.
El martes, monseñor Kondrusiewicz celebró en la catedral católica de Moscú el funeral por el padre Hermanovsky –cuyos restos han sido velados desde la víspera en ese mismo lugar–. Igualmente participó el nuncio apostólico, monseñor Antonio Mennini.
El jueves, el presidente del episcopado ruso presidirá los funerales por el sacerdote en Eslovaquia, adonde serán trasladados sus restos.