CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 1 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que el futuro de la paz pasa por el diálogo entre los creyentes de las diferentes religiones, particularmente entre los cristianos y musulmanes.
Así lo reconoció este jueves al recibir las cartas credenciales de Idriss Jazaïry, nuevo embajador de Argelia ante la Santa Sede, país de 32 millones y medio de habitantes, en un 99% musulmanes, que entre 1992 y 1998 vivió el flagelo del terrorismo fundamentalista y la represión.
En esos años, diecinueve religiosos o religiosas fueron asesinados en el país, entre ellos se encuentran siete monjes trapenses de Nuestra Señora del Atlas (Thibirine), además de monseñor Pierre Claverie, obispo de Oran.
El pontífice presentó al representante de Argel el ejemplo del nuevo beato Charles de Foucauld (1858-1916), quien se fue a vivir en el desierto de Argelia, para «hacerse cercano a todos, como el «hermano universal».
«La Iglesia pretende continuar con los creyentes de otras religiones un diálogo abierto y sincero, en búsqueda del auténtico bien del hombre y de la sociedad», aseguró el Santo Padre en su discurso.
«El encuentro en la verdad entre los creyentes de la diferentes religiones», siguió aclarando, «es un desafío exigente para el futuro de la paz en el mundo, y esto exige mucha perseverancia».
«Para superar la ignorancia y los prejuicios recíprocos –añadió–, es importante crear lazos de confianza entre las personas, compartiendo en particular la vida cotidiana y el trabajo en común, de manera que la libre expresión de las diferentes confesiones no sea un motivo de exclusión mutua, sino más bien una ocasión para aprender a vivir, respetando cada uno la identidad del otro».