La Iglesia ve un retroceso en el muro proyectado para dividir la frontera entre México y Estados Unidos

MÉXICO, martes, 20 diciembre 2005 (ZENIT.orgEl Observador).-El paquete de iniciativas para impedir la migración ilegal, presentadas este fin de semana en el Congreso de Estados Unidos por congresistas republicanos encabezados por James Sensenbrenner y Peter King, ha levantado una ola de protestas, entre las que se incluyen las de la Iglesia católica, en México.

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Mientras que el presidente del país azteca, Vicente Fox Quesada, calificó como «una vergüenza» el muro que se pretende levantar en parte de los tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos, para impedir el paso de los inmigrantes indocumentados, el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera dijo que el muro era «un retroceso» en las relaciones entre ambos países.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una iniciativa de ley que aumenta los controles migratorios y fronterizos, misma que incluye la construcción de más de mil kilómetros de muros en la franja fronteriza. Esta iniciativa, conocida como «iniciativa Sensenbrenner» todavía debe ser aprobada por el Senado y firmada por la Casa Blanca para poder entrar en vigor.

El cardenal Norberto Rivera Carrera –en conferencia de prensa– rechazó, categóricamente, las medidas contra los indocumentados mexicanos tomadas por la Cámara de Representantes. Dijo que se trata de un retroceso en las relaciones bilaterales y que el presidente George W. Bush debería tender puentes entre ambas naciones, en lugar de construir muros.

El arzobispo primado de México subrayó que se han dado pasos importantes en la relación binacional pero que grupos xenófobos están presionando en Estados Unidos para que el Congreso tome una postura radical en la franja fronteriza.

Por su parte, el obispo de León y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, José Guadalupe Martín Rábago, dijo que la Iglesia católica tanto de México como de Estados Unidos rechaza estas medidas pues atentan de manera directa contra la dignidad de la persona humana.

Algunas de las medidas propuestas son las más duras de la historia de la migración; por ejemplo, que cualquier inmigrante indocumentado va a ser considerado como sujeto de conducta criminal, entre otras.

En estos momentos existen once millones de indocumentados, la mayoría mexicanos, en territorio estadounidense. Las remesas que mandan a sus familias en México alcanzarán los 18 mil millones de dólares este 2005, constituyéndose como la segunda fuente de divisas para México, tras el petróleo.

La franja fronteriza registra cerca de un millón de cruces al día, siendo la más activa del mundo. Este año se calcula que 500 mil mexicanos habrían cruzado la frontera norte, una sangría de mil 150 diariamente.

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ZENIT Staff

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