Desde entonces, y desafiando estos actos de intimidación, más de mil fieles han acudido cada semana a la iglesia católica de Santa María, en Sukkur, que el 19 de febrero, junto con las aulas de la parroquia, fue reducida a una ruina calcinada.
Una turba de miles de personas pertrechadas con explosivos y bombas incendiarias se encaminaron a esta ciudad de la provincia de Sind, donde derribaron las verjas de la parroquia y prendieron fuego a todo lo que se interponía en su camino.
Los atacantes se dirigieron a Santa María después de destruir el interior de San Salvador, la principal iglesia protetante de Sukkur, que quedó reducida a una ruina chamuscada.
Desde los ataques, tanto en San Salvador como en Santa María se ha venido registrando un notable incremento en la asistencia a Misa. Los católicos se congregan en una escuela a medio construir a falta de su iglesia.
Sólo quedaba espacio para permanecer de pie cuando el pasado domingo (5 de marzo) el obispo católico local, monseñor Max Rodrigues de Hyderabad, elogió a los fieles por su valor y su fe.
En una conversación posterior mantenida con Ayuda a la Iglesia Necesitada, el obispo Rodrigues ha explicado: «Lo que está acaeciendo aquí, en Sukkur, demuestra hasta qué punto es cierto que la sangre de los mártires es la semilla que hace florecer la fe».
Y prosiguió: «Son tiempos de persecución para esta Iglesia, y los cristianos de Sukkur están dejando claro que seguirán manteniéndose fieles a su fe pese a la violencia y la intimidación».
Los ataques de Sukkur se originaron por una disputa familiar en la que, en un intento desesperado de hacerse con una casa, un hombre que se había convertido del cristianismo al Islam acusó a su suegro de haber quemado páginas del Corán. Cuando el caso se hizo público, el enfado se apoderó de los musulmanes, ya soliviantados por la controversia en torno a las caricaturas de Mahoma.
El Gobierno ha prometido compensar a los cristianos por la pérdida de las iglesias de Santa María y San Salvador, y ya ha realizado un pago inicial para cubrir los primeros gastos más urgentes.