CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 17 marzo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI aseguró este viernes que para los profesionales de los medios de comunicación el bien común está antes que el beneficio.
El pontífice ofreció pautas éticas para la era de la comunicación al encontrarse con unos sesenta participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, que ha tenido lugar esta semana en el Vaticano, bajo la presidencia del arzobispo John P. Foley.
En el discurso que dirigió en inglés a los presentes, muchos de ellos profesionales de la comunicación, el obispo de Roma presentó el desafío «de hacer que los medios de comunicación y la industria del entretenimiento sean protagonistas de la verdad y promotores de la paz».
«Como bien sabéis –añadió–, ese compromiso exige principios, valentía y decisión, por parte de cuantos trabajan en una industria tan influyente como la de los medios de comunicación, para asegurar que la promoción del bien común no sea sacrificada jamás en aras de una búsqueda egoísta del beneficio o de un programa ideológico poco creíble».
Para comprender mejor «estas preocupaciones», recomendó leer y analizar la carta apostólica escrita por Juan Pablo II poco antes de morir, «El rápido desarrollo», destinada a los que se dedican al mundo de las comunicaciones sociales.
Según el Papa, entre los desafíos que tienen hoy los comunicadores destaca el de «apoyar al matrimonio y a la familia, fundamento de toda cultura y sociedad».
«En colaboración con los padres de familia –reconoció–, los medios de comunicación y las industrias del entretenimiento, pueden ser de ayuda en la difícil pero supremamente satisfactoria vocación de hacer crecer a los niños presentándoles modelos edificantes de vida y de amor».
«¡Que descorazonador y destructivo es para todos nosotros cuando sucede lo contrario!», confesó, preguntándose: «¿No lloran nuestros corazones, muy especialmente, cuando los jóvenes son sujetos de expresiones degradantes o falsas de amor que ridiculizan la dignidad otorgada por Dios de cada persona humana y socavan los intereses de la familia?».
El Papa concluyó alentando a los pastores de la Iglesia y a los comunicadores católicos a «ayudar a quienes trabajan en el mundo de los medios de comunicación a promover lo bueno y verdadero, especialmente en lo que se refiere al sentido de la existencia humana y social, y a denunciar lo que es falso, en especial, las tendencias perniciosas que corroen el tejido de una sociedad civil digna y a la persona».