«Es fundamental en toda cultura respetar lo que para los demás es sagrado»

Conferencia del presidente del episcopado español

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MADRID, viernes, 17 marzo 2006 (ZENIT.orgVeritas).- El presidente de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, mostró en la conferencia «La Iglesia testigo de Dios en el presente y futuro de España», pronunciada este jueves en el Club Siglo XXI, «el deber sagrado y primero que tiene la Iglesia de pronunciar con verdad el nombre de Dios y no silenciarlo».

Durante su intervención hizo además alusión a la conmoción generada en el mundo musulmán, tras la publicación de unas caricaturas de Mahoma, y expresó que «es fundamental en toda cultura respetar lo que para los demás es sagrado».

Para monseñor Blázquez «el derecho a la libertad de expresión y el derecho a ser respetados en los sentimientos religiosos forman parte de la vida en democracia y deben ser equilibrados y convivir armoniosamente», e hizo distinción entre el humor y «la burla que corroe y envilece hasta las realidades más venerables y sagradas».

Por todo ello sugirió que «el servicio más precioso que los cristianos podemos ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo es hablar bien de Dios, anunciar su nombre como Buena Noticia», por ello, «la misión primordial de la Iglesia es transmitir a la sociedad sus convicciones morales».

«Pasado y futuro se unen en la vida de la Iglesia de forma estrecha y particular», expresó el presidente de la CEE y analizó el Concilio Vaticano II en su «renovación a las fuentes», para posteriormente mostrar su preocupación por «el olvido e incluso el rechazo de nuestras raíces cristianas, en nuestro mundo y en nuestra casa grande, Europa, ya que un árbol sin raíces se seca».

Blázquez afirmó que el Concilio Vaticano II está vivo y que «es decisivo recuperar el trasfondo ideológico y la clave trinitaria, tanto para comprender adecuadamente a la Iglesia como para responder a la misión de la misma en nuestro mundo, que siente la necesidad de pensar nuevamente en Dios».

Las últimas palabras de su discurso fueron dedicadas al trabajo por la paz y destacó cómo «a través de la oración se fortalece en los creyentes las energías espirituales de pacificación, ya que la paz y la guerra empiezan en el corazón de cada hombre».

Monseñor Blázquez expresó que «es absurdo hablar de guerra en nombre de la religión, ya que la palabra religión debe ser sinónimo de paz» e indico que «quien usa el nombre de Dios para odiar y escoger el camino de la violencia, abandona la religión pura».

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ZENIT Staff

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