MENDOZA, jueves, 23 marzo 2006 (ZENIT.org–Aica).- El arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, pide que mañana, día en que se conmemorarán los 30 años del golpe militar de 1976 en Argnetina, se constituya, en el marco de la Cuaresma, en «una jornada especial de oración, recuerdo de las víctimas y purificación de la memoria».
«La historia es siempre maestra de vida. ¡Ojalá tengamos sencillez de corazón, libertad interior y magnanimidad para aprender de ella!», dice el prelado en un comunicado en el que insta a «recordar para sanar, y abrir caminos de futuro» y a releer el último documento del Episcopado, que según revela el fue uno de los redactores.
Tras considerar que aquel hecho del 24 de marzo «evoca uno de los períodos más violentos y oscuros de nuestra historia nacional, caracterizado por un frío desprecio por la vida y aberrantes violaciones a los derechos humanos», considera que mirado a la distancia, lo que se agitaba en el corazón de la sociedad argentina de entonces (antes y después del golpe) resulta difícil de comprender desde interpretaciones parciales.
«Constituye un capítulo complejo y doloroso de nuestra historia que, no obstante esto, deberá seguir ocupando la atención de todos”, asegura.
El arzobispo explica que la reflexión del Episcopado expresa «una mirada pastoral sobre la realidad argentina. No pretende suplir ni la acción de la justicia, ni el examen histórico riguroso de los hechos y su significado. Busca, ante todo, dejarnos interpelar por Dios que nos habla desde los mismos acontecimientos de nuestra historia».
El prelado propone que «en el marco del camino penitencial de la Cuaresma, me ha parecido oportuno invitar a las comunidades y fieles católicos de la diócesis a vivir esta jornada como momento especial de oración, recuerdo de las víctimas y penitencia. Se trata de una auténtica purificación de la memoria».
«Estos hechos del pasado, que nos hablan de enormes faltas contra la vida y la dignidad humana, y del desprecio por la ley y las instituciones, son una ocasión propicia para que los argentinos nos arrepintamos una vez más de nuestros errores y para asimilar, en la construcción del presente, el aprendizaje que nos brinda nuestra historia», dice al recordar otro documento de los obispos.
Por último, monseñor Arancibia asegura que «los mayores tenemos un deber de conciencia: transmitir a ‘los jóvenes toda la verdad sobre lo acaecido en la década del 70 … Es peligroso para el futuro del País hacer lecturas parciales de la historia. Desde el presente, y sobre la base de la verdad y la justicia, debemos asumir y sanar nuestro pasado’. Recordar para sanar, para abrir caminos de futuro».
[El texto del mensaje puede leerse en la página web de la agencia Aica, www.aica.org]