Al concelebrar la eucaristía junto a varios cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes, y numerosos peregrinos, el hoy arzobispo de Cracovia reconoció en una breve homilía que «la «causa» de Jesús de Nazaret, del Hijo de Dios, continúa».
«Uno de los grandes testigos de esta «causa» de Jesús fue el siervo de Dios Juan Pablo II –añadió–. Hace un año sepultamos sus restos mortales en la tierra, precisamente a pocos pasos de aquí».
«Sin embargo –subrayó–, tenemos la viva conciencia de que él sigue dirigiéndonos su palabra, sigue sirviendo a la Iglesia y no deja de confirmarnos en la fe».
Era el día en el que el nuevo cardenal regresaba a Polonia tras el consistorio y públicamente dio gracias por «haber sido incluido como arzobispo de Cracovia, indigno sucesor de san Estanislao obispo y mártir, en el Colegio de los cardenales».
«Este don es una llamada a amar todavía más al Pueblo de Dios y a servir a su unidad –reconoció el cardenal de 62 años–. Tengo necesidad de la ayuda de Dios y la imploro por intercesión del siervo de Dios Juan Pablo II. También a vosotros os pido que recéis por mí».