ROMA, lunes, 4, diciembre 2006 (ZENIT.org).- Una situación de desigualdad en los derechos fundamentales de los países de la Unión Europea: es la consecuencia del Programa Marco de investigación aprobado por el Parlamento Europeo (PE), que permite la financiación de proyectos de investigación con embriones humanos, según constata el arzobispo Elio Sgreccia.
El pleno de la citada institución europea del jueves –confirma su oficina de prensa- adoptó en segunda lectura el VII Programa Marco para investigación, en el que se establece un presupuesto total de 54.580 millones de euros (durante el período 2007-2013) en sectores desde la economía a las nuevas tecnologías, del medio ambiente a la salud.
La previsión representa un 40% más que el proyecto anterior. Tal Programa entrará en vigor el 1 de enero.
Se permite la financiación de proyectos con células madre embrionarias siempre que estas investigaciones estén permitidas en la legislación del país concernido, sintetiza la oficina de prensa del PE.
En cambio no se financiarán, con cargo al Programa Marco -añade- la investigación orientada a la clonación humana con fines reproductivos, o para modificar la herencia genética de los seres humanos o para crear embriones humanos únicamente con fines de investigación o para conseguir células madre.
Podrá financiarse –sigue la oficina de prensa del PE– la investigación sobre el uso de células madre humanas, tanto de adultos como de embriones, dependiendo tanto del contenido de la propuesta científica como del marco jurídico de los Estados miembros correspondientes.
En cuanto a la situación actual de los distintos países –confirma–, la obtención de células madre embrionarias a partir de embriones «sobrantes» –procedentes de fertilizaciones «in vitro»– se permite en Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, España y Países Bajos.
Estonia, Hungría, Letonia y Eslovenia –prosigue– no tienen regulación específica sobre células madre embrionarias, pero permiten cierta investigación con embriones «sobrantes». Italia y Alemania tienen restricciones y no pueden obtener nuevas células madre embrionarias aunque pueden importarlas. Austria, Lituania y Polonia prohíben la investigación con células madre embrionarias. Bélgica, Reino Unido y Suecia autorizan la clonación terapéutica, expresamente excluida del programa comunitario.
Este pronunciamiento del Parlamento Europeo «pone en evidencia el relativismo moral, ético, que rige ahora en Europa», lamentó ante los micrófonos de «Radio Vaticano» el arzobispo Elio Sgreccia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida.
«Me parece que la sustancia de la deliberación es que sea lícito hacer de todo –excepto la clonación reproductiva– con el único límite de la legislación nacional», cosa que «indica que en Europa los derechos fundamentales no son iguales», alerta.
Y es que «donde hay cierta ley uno es reconocido como persona humana desde la concepción; donde hay otra en cambio ya no es lo mismo. Entonces, esa Europa que nació de una carta de derechos del hombre, yo ya no la veo», reconoce.
«¿Qué hay que sea igual para todos los ciudadanos que circulan ahí? Tal vez la imagen de la moneda y unos pocos derechos individuales, pero no los derechos fundamentales», recalca el prelado.
En cuanto a que esto pueda favorecer un «mercado negro» en este tipo de investigaciones, monseñor Sgreccia subraya que este pronunciamiento favorece la satisfacción del deseo de procreación, experimentación y de los negocios, «porque se sabe que no se puede, por ejemplo en Italia, extraer células de embrión, pero se pueden comprar las líneas celulares realizadas en Inglaterra».