CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 6, diciembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado a la profesora española Mónica López Barahona y al profesor chileno César Serani Merlo miembros ordinarios de la Academia Pontificia para la Vida, según informó este miércoles la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
La profesora López Barahona mació en Madrid el 27 de septiembre de 1965. Es doctora en Química con especialización en Bioquímica y Biología Molecular. Tiene una maestría en Filosofía y es decano de la Facultad de Biociencias de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.
El profesor Alejandro César Serani Merlo nació en Santiago del Cile el 7 de novembre de 1955. Es doctor en Medicina y Cirugía con especialización en Neurociencias, Biofilosofía y Bioética. Es profesor de Neurología y Bioética en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Pontificia Católica de Chile.
Además, el Papa ha nombrado miembros ordinarios de esa Academia al obispo Daniel Nlandu Mayi, auxiliar y vicario general de la archidiócesis de Kinshasa (República Democrática del Congo); y al profesor estadounidense John Haas, president del Centro Nacional Católico de Bioética en Estados Unidos.
La Academia Pontificia para la Vida fue un sueño de Juan Pablo II que hizo realidad para estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de la biomedicina y del derecho relativos a la promoción y a la defensa de la vida.
En particular, afronta estas cuestiones en la relación que tienen con la moral cristiana y con las orientaciones del Magisterio de la Iglesia Católica.
El organismo pontificio, que goza de autonomía propia, colabora con los dicasterios de la Curia Romana cuyas actividades tienen relación con el servicio a la vida.
La Academia, cuyo primer presidente fue el mundialmente conocido genetista Jerôme Lejeune, está formada actualmente por 51 miembros ordinarios –el número máximo es de 70–, todos de nombramiento pontificio, con competencia en diferentes sectores de la ciencia biomédica y en las disciplinas que tienen relación con los problemas que conciernen a la promoción y a la defensa de la vida.
Además de los miembros ordinarios existen 73 miembros correspondientes cuya contribución se requiere en ocasiones específicas en relación con la competencia particular de cada uno de ellos.
Los miembros de la Academia suscriben la «Declaración de los servidores de la vida» con la que se comprometen a promover y defender los principios acerca del valor de la vida y de la dignidad de la persona humana, interpretados conforme al Magisterio de la Iglesia.
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