BARCELONA, miércoles, 5 diciembre 2007 (ZENIT.org).- Una encíclica para el diálogo de un pastor intelectual. Es la definición que ha hecho de Spe Salvi el nuevo cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, quien invita a las instituciones cristianas universitarias a estudiar el texto papal.
«Si se me permite expresar un deseo, esta encíclica debería ser objeto de la reflexión y el diálogo en el seno de las comunidades cristianas, especialmente en este tiempo de Adviento y también en la próxima Cuaresma», exhorta el cardenal en su carta dominical para el próximo domingo.
«Creo que esta carta pontificia debería ser asumida por las instituciones cristianas de ámbito universitario y más concretamente por las obras dedicadas al fomento del diálogo entre el cristianismo y las culturas actuales», sugiere.
«Al igual que Deus caritas est, esta segunda encíclica tiene también una impronta muy personal del que durante muchos años fue profesor universitario de teología. El Papa Ratzinger se expresa en su doble condición de intelectual y de pastor, o de pastor intelectual», explica.
El cardenal Martínez Sistach afirma que «siempre con un estilo amable, dialogante y positivo» el pontífice «despliega su análisis sobre la situación de la cultura actual, en diálogo especialmente con el ámbito alemán –filosófico y teológico– al que él pertenece y que tanta influencia ha tenido en Europa».
«¿Dónde cabe situar la intención y el núcleo de esta carta? –se pregunta el recién nombrado cardenal –, que responde: «A mi entender, Benedicto XVI asume lo que constituyó uno de los propósitos fundamentales de su antecesor inmediato, Juan Pablo II».
«Con toda la energía de su carácter y de hombre de acción, el Papa Wojtyla se propuso responder al reto de la secularización. Lo hizo con sus grandes capacidades y sobre todo en el ámbito de la acción. Benedicto XVI asume este mismo reto, pero en un nivel más profundo, en diálogo sobre todo con los humanismos de nuestros tiempos, situando el diálogo allí donde, en opinión de algunos, se deciden muchas de las cuestiones más graves de nuestro tiempo: en el nivel de la visión del hombre, en el ámbito de la antropología».
«La esperanza para el Papa tiene un contenido», subraya el purpurado catalán, que afirma que «llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza».
«Benedicto XVI continúa en este mismo empeño invitando a un diálogo y a una autocrítica tanto a la modernidad como a la fe cristiana», concluye.
Por Miriam Díez i Bosch