CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 diciembre 2007 (ZENIT.org).- La labor de cuantos colaboran en las causas de beatificación y canonización es «particularmente preciosa» dada la «importancia eclesial y social de proponer siempre nuevos modelos de santidad», reconoce el Santo Padre.
Al recibir este lunes al Colegio de Postuladores de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, Benedicto XVI señaló el creciente «interés religioso y cultural de las últimas décadas» por los modelos de santidad cristiana, «que muestran el verdadero rostro de la Iglesia, esposa de Cristo «sin mancha ni arruga» (Efesios 5,27)».
Aparte de subrayar sus testimonios como clave para los fieles en sus propios caminos de santidad, el Papa insistió en que ya «el acercamiento» a las personas de los santos, «o bien sólo a sus huellas, es siempre beneficioso».
Y es que «limpia y eleva la mente, abre el corazón al amor hacia Dios y a los hermanos», porque «la santidad siembra gozo y esperanza» y «responde a la sed de felicidad que los hombres también hoy perciben», recalcó.
De ahí la colaboración «indispensable y cualificada» que brinda al Sucesor de Pedro la Congregación para las Causas de los Santos, dijo Benedicto XVI ante miembros del dicasterio: su prefecto -el cardenal José Saraiva–, su secretario -monseñor Michele Di Ruperto–, subsecretario y oficiales, con postuladores y postuladoras.
La audiencia pontificia se celebró en vísperas del 25º aniversario de la Constitución Apostólica «Divinus perfectionis Magister», con cuya promulgación Juan Pablo II revisó el procedimiento de las Causas de los Santos y reorganizó el dicasterio, orientándose a «una mayor agilidad», «conservando siempre la solidez de las investigaciones en este campo tan importante para la vida de la Iglesia», recordó su sucesor en la sede petrina.
E hizo hincapié en el exclusivo «servicio a la verdad» que debe guiar el trabajo de cuantos están involucrados en las causas de los santos, sea cual sea su papel.
En la investigación diocesana «las pruebas documentales y testimoniales hay que recogerlas tanto cuando son favorables como cuando son contrarias a la santidad y a la fama de santidad o de martirio de los Siervos de Dios», ejemplificó Benedicto XVI.
Igualmente objetivas y completas deben ser las «Positiones» [informes que, basándose en las pruebas de la anterior investigación, apuntan la heroicidad de vida y virtudes, así como la fama de santidad Siervo de Dios. Ndr.] «que los relatores de la Congregación prepararan con la colaboración de las Postulaciones», señaló.
Tanto en una u otra fase, diocesana y apostólica, el papel de los postuladores es «fundamental» –advierte el Santo Padre–, por lo que debe ser «irreprochable» y recto, y se les pide «competencia profesional, capacidad de discernimiento y honestidad».
De hecho, es misión de los postuladores ayudar «a los obispos diocesanos a instruir investigaciones completas, objetivas y válidas tanto desde el punto de vista formal como sustancial».
Pero «no menos delicada -añadió el Papa– es la ayuda que prestan al dicasterio de las Causas de los Santos en la investigación procesal de la verdad que hay que alcanzar mediante una discusión apropiada, que tenga en cuenta la certeza moral que hay que adquirir y los medios de prueba disponibles realmente».
Momentos antes del discurso de Benedicto XVI, el cardenal Saraiva le había expresado la cercanía y obediencia del dicasterio del que es prefecto.
La Congregación, en su servicio, «respira las dimensiones universales de la Iglesia y comparte la caridad pastoral de su Cabeza visible quien, también a través de las beatificaciones y canonizaciones, edifica el pueblo de Dios, mostrándole nuevos modelos de vida cristiana», expresó el purpurado.
La labor en las Causas de los Santos permite contemplar a diario «la obra santificadora del Espíritu Divino –admitió–, que imprime los rasgos de Cristo en todo bautizado, especialmente en cuantos son dóciles a su gracia».
«Se nos da la oportunidad de contemplar en las virtudes, en el martirio y en las obras de los santos la inagotable fecundidad del Evangelio, que siempre es capaz de encarnarse en las diversas culturas y épocas», constató.
«Toda la historia de la Iglesia es historia de santidad, animada por el único Amor que tiene su fuente en Dios», dijo el Papa el pasado enero, palabras que repitió el cardenal prefecto.
Con ellas como guía, «nuestra Congregación y cada uno de los postuladores y de las postuladoras quieren cumplir su tarea» con fe aún mayor, «con dedicación, con plena fidelidad a la Iglesia y a las orientaciones del Papa», confirmó.
Por Marta Lago